Drama que no conmueve
"Pura j..." , de Miguel Dao. Intérpretes: Miguel Dao, Gabriel Francinelli, Mariana Pereiro y Daniel Torres García. Escenografía y vestuario: Alicia Levy. Iluminación: Alicia Levy y Alberto Wainer. Asistentes de dirección: Andrea Panno y Laura Galazzi. Dirección: Alberto Wainer. En el Margarita Xirgu.
Nuestra opinión: regular.
Las frustraciones y miserias de un grupo de seres desesperanzados, atrapados en un barrio marginal, aparecen retratadas por el autor Miguel Dao en un espectáculo que intenta dar forma a un grotesco contemporáneo.
Si en la década del 30 Armando Discépolo exponía el mundo de los inmigrantes dentro de las habitaciones de un conventillo, Dao trabaja ahora una misma intención, pero esta vez no habla de inmigrantes sino de una clase media sin recursos que habita en espacios similares y, como aquellos seres, sólo atina a ver pasar la vida en un marco de pobreza económica y espiritual.
En "Pura j...", el Rengo (bien interpretado por Miguel Dao) es un aprovechador de esa pobreza. Alquila habitaciones de un conventillo que tenía su padre, promete trabajo a los jóvenes, pero es trabajo sucio, y está ligado con cierta policía, casi mafiosa, que le permite cometer algunos excesos. La trama de la pieza no hace más que mostrar las distintas máscaras de este personaje y su estado de extrema frustración cuando esas máscaras caen.
El espectáculo posee dos primeras escenas potentes en las que básicamente se presentan los personajes y su entorno. En la primera se da el encuentro con un joven (Gabriel Fracinelli) que busca trabajo, y en la segunda aparece la relación que el Rengo entabla con la hermana de ese joven (una intensa Mariana Pereiro). Ambas están armadas con una buena estructura dramática, y la dirección de Alberto Wainer las potencia trabajando minuciosamente la acción y sobre todo los personajes.
La tercera escena está dominada por un esquema muy caótico. Por un lado se busca llegar al desenlace de una acción que hasta entonces no se ha desarrollado demasiado y entonces no queda otra que hacer aparecer datos y más datos para acrecentar la intriga.
A la vez, el personaje del Rengo asume un protagonismo tal que sólo sirve para que el actor que lo interprete se luzca. Si a esto se agrega otro personaje, el de un policía (Daniel Torres García), totalmente estereotipado, casi payasesco, que llega a tratar de develar un supuesto crimen, todo ese mundo que se había descripto y que resultaba intenso empieza a tornarse confuso y dramáticamente pobre.
Así, todas las alusiones al grotesco caen y "Pura j..." no es más que un drama de un realismo exasperado que no termina de provocar la sensibilidad del espectador.
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