El astrólogo: Roberto Arlt según Gabo Ferro
EL ASTRÓLOGO. Nuestra opinión: buena. Música y libreto: Abel Gilbert. Cantante: Gabo Ferro. Dirección escénica: Walter Jakob. Músicos en escena: Abel Gilbert y Mauro Zannoli. Nonsense Ensamble Vocal de Solistas. iluminación: Eduardo Pérez Winter. Escenografía: Ariel Vaccaro. Vestuario: María Emilia Tambutti. Sala: Teatro de la Ribera. Este sábado, última función.
“Toda obra es un espejo de otra” dispara Gabo Ferro desde las alturas encarnando al Astrólogo, aquel personaje ya célebre de nuestra literatura, apenas comenzada la pieza. Valerse de esa frase para adentrarse en esta propuesta que cruza distintas artes como la literatura, la música, el teatro y el mundo de las artes plásticas, puede ser de gran ayuda porque aquí se habla del arte en general, de sus eternos clichés, de los personajes más esnobs, de esos supuestos que ya nadie discute y de un sinfín de ideas que resuenan más bien como disparadores que como sentencias de nada.
El multifacético Gabo Ferro será el actor-presentador-cantante-músico. Lo acompañan un coro y unos músicos en escena que aseguran una mixtura de disciplinas que dialogan perfectamente con la temática que aborda: la intertextualidad, la originalidad de una obra, la norma como ente regulador y encarcelador del arte.
El Astrólogo, el personaje creado por Roberto Arlt en su novela Los siete locos, con casi 90 años a cuestas hoy se resignifica y toma otra forma: ya no acompaña a Erdosain y lo intenta convencer de su revolución, ha abandonado el universo artliano, lúgubre y periférico, para instalarse en el mundo del arte, rodeado de críticos, curadores, marchants, personajes pretensiosos según la mirada de este grupo de creadores que tiene a Abel Gilbert, compositor, escritor y pensador cultural, en la creación de la música y el texto, al dramaturgo y director Walter Jakob a cargo de la puesta en escena y al músico Gabo Ferro en el centro de la escena. Una propuesta conceptual que abre interrogantes y discute con las formas del arte establecidas, tal vez de un modo tan críptico por momentos que se asemeja a los mismos criticados.