Estrenos de teatro. Cenando con mis monstruos: una inusual propuesta para un solo espectador
La cita es por Instagram y la obra transcurre durante una cena de media hora con el actor Marcos Cárdenas
Libro y dirección: Ángel Agustín. Intérprete: Marcos Cárdenas. Sala: Espacio Preta. Funciones: viernes, a las 21.30. Duración: 30 minutos. El ingreso se obtiene a través de la cuenta de Instagram @cenandoconmismonstruosobra.
Su autor define esta experiencia como “una propuesta teatral alternativa e innovadora” y deberíamos agregar que está cargada de cierto misterio. El proyecto propone el encuentro de un actor con un solo espectador en un lugar indefinido que se comunicará el día de la función. En una sala vacía solo hay una mesa, dos sillas, una bandeja con alimentos, dos copas y dos botellas de bebidas. La propuesta consiste en comer con ese actor mientras él recrea la historia de un joven de 23 años llamado Mauricio.
Con cierto tono desafiante el protagonista recibirá a su visita. No lo está pasando bien. Se separó de su pareja y su soledad lo lleva a reparar en su historia personal y esto parecería conmocionarlo mucho. Es así que decide invitar cada noche a una persona para sentirse acompañado por un rato.
Cenar con otro resulta una buena excusa para desarrollar un monólogo en el que el muchacho intenta expulsar sus monstruos internos. Unos conflictos que tienen su origen en el seno de una familia en la que no ha logrado encontrar ese espacio necesario que le posibilitara crecer sintiéndose rodeado de comprensión, de cariño. Mauricio está muy quebrado internamente y lo cuenta con suma tranquilidad aunque, a veces, su discurso se carga de cierta violencia.
En algún momento necesita salir de la habitación y se va. El único espectador quedará allí, en ese ámbito despojado, tratando de develar algo más de esa trama que se está narrando y que provoca cierta inquietud. Mauricio regresa y avanza en su relato y aparecen cuestiones ligadas con la religión, el sexo, la necesidad de seguir creciendo en soledad.
Durante 30 minutos el intérprete está muy atento a las reacciones de su visitante aunque, desde el comienzo, queda claro que no habrá ninguna posibilidad de interactuar con él. Solo hay que escucharlo y seguir ese juego en el que el cuerpo de uno y otro irá modificándose.
Si bien el texto de Ángel Agustín tiene intensidad y en tanto director conduce muy bien a Marcos Cárdenas por terrenos muy sinuosos, hay zonas de esa historia que es necesario que sean desarrolladas con mayor profundidad para comprender más acabadamente al personaje. Hay una tensión latente que no termina de apropiarse de quien observa y escucha. Y cuando todo está preparado para que la acción estalle el personaje deja el relato y se va. El espectador necesita que vuelva a ingresar y aporte nuevos datos que completen su universo personal y provoquen cierta emoción que está contenida y sin posibilidades de expandirse.
Aun estas observaciones este proceso de investigación posee buenos resultados y tal vez irá creciendo con el correr de las funciones porque, seguramente, cada persona que sea invitada a esa mesa aportará una energía que potenciará la actuación y tal vez ayude a que la historia crezca.
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