Gustavo Garzón es uno de los máximos representantes de una televisión que hoy no existe más. De aquella que extrañan los mismos actores y las familias que esperaban una hora determinada para juntarse en el living o dejar lo que se estaba haciendo para sentarse frente a la pantalla y seguir la suerte de sus héroes de ficción; esas tres décadas que van de los 80 a 2010 y que se fortalecían de telenovelas tan diversas como La extraña dama, Los machos, Vulnerables y Franco Buenaventura, el profe. Ya sea con el ojo casi artesanal de Alberto Migré o la impronta de Adrián Suar, Garzón estaba ahí, como galán, reparto o participación estelar. Como el profesional camaleónico que es, supo adaptarse a los tiempos que corren, y por ello su vigencia, ya que hoy se lo puede ver también en plataformas con series como El marginal y Barrabrava y películas independientes recién estrenadas, por caso Los bastardos y Cuando ya no esté.