Investigación poco profunda
"El grito pelado", de Oscar Viale, en versión de Carlos Pais. Intérpretes: Haydée Padilla, Cutuli, Victoria Carreras, Oski Guzmán, Gonzalo Urtizberea y Anahí Martella. Murga: Los Enfogonados de la Ribera. Entrenamiento de murga: Coco Romero. Coreografía: Doris Petroni. Música: Carlos Gianni. Vestuario: Renata Schussheim. Iluminación: Héctor Calmet y Miguel Morales. Escenografía: Héctor Calmet. Dirección: Hugo Midón. En el Teatro de la Ribera. Estreno: 26 de abril.
Nuestra opinión: regular
A fines de la década del 60 Oscar Viale deja un poco de lado su ser actor y comienza a transitar el camino de la dramaturgia. "El grito pelado" lo expone como un profundo conocedor del ser argentino. Un hombre que rescata de la calle y lo lleva a escena, magistralmente, con sus cualidades personales y sus problemáticas ciudadanas. Ese fue un poco el sello de la creación de Viale y ese sello es el que Carlos Pais busca rescatar al realizar la versión de materiales que dan forma a un espectáculo que trae al entrañable "gordo" Viale una vez más a integrar una temporada en Buenos Aires.
Pais busca en su propuesta combinar dos elementos que parecen fáciles de cruzar: el fuerte realismo de los sketches concebidos por Oscar Viale y la murga, el canto y el baile. Como si esos pequeños y contundentes fragmentos dramáticos formaran parte de las estrofas murgueras, que denuncian, reclaman, se hacen sentir. Pero si esa idea resulta por demás atractiva, en el escenario la síntesis nunca se produce. Y mientras por un lado un muy destacado grupo de actores recrea las escenas de Viale, con muy buenos logros, por otro, los murgueros recrean lo suyo con buena intención y mucha pasión. Los dos mundos nunca interactúan verdaderamente. Hugo Midón como director no logró encontrar una verdadera forma contenedora de esas expresiones populares con las que trabaja.
Y es que, en realidad, Oscar Viale seguramente lo que hacía era extraer a uno de esos hombres o mujeres de la murga y los engrandecía llevándolos al teatro. Al individualizarlos les aportaba luz propia y los hacía más fuertes. Regresarlos hoy a la murga hace que se confundan entre tantos otros, que pierdan valor y hasta cierto interés.
"El grito pelado" resulta un proyecto con artistas de muy buen nivel, tanto en el rubro actoral como en el técnico, pero lamentablemente es un espectáculo que no funciona. Es una investigación sin profundidad.
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