Itinerante y cara a cara

Cinco actores, cinco espectadores, cinco cabinas. A primera vista, la fórmula de Intimoteatroitinerante seduce por la simplicidad. Esta agrupación de teatro situacionista presenta Cuentos para un invierno largo, un novedoso espectáculo al aire libre que, a partir de una instalación de cinco cabinas itinerantes donde apenas hay lugar para un actor y un espectador, recorre los barrios de Buenos Aires desde su estreno, el 23 de junio del año último.

"La idea surgió a fines de 2001, frente a la necesidad de generar un espacio de encuentro más verdadero con los seres anónimos de la ciudad –o del lugar que sea donde nos encontremos–, un acercamiento mucho más movilizador que el del teatro convencional, donde la distancia con el espectador es muy grande", señala Fernando Rubio, a cargo de la dramaturgia, dirección y una de las actuaciones de esta pieza ya presentada en escenarios como parque Chacabuco, Recoleta, parque Patricios, Mataderos y hasta el Obelisco.

Como una instalación

"Una persona con un mayor ingreso cultural, por decirlo de algún modo, al ver las cabinas advierte un trabajo plástico, lo concibe como una instalación. En algunos otros lugares, la gente se acercaba pensando que eran baños públicos. Pero igual se acercaba, y eso es maravilloso. Justamente, nuestra intención es recorrer distintas realidades sociales, y a partir de un análisis muy preciso y artesanal, estudiar meticulosamente cada lugar para que la concepción del espacio sea vivida con la intensidad que necesita y no como una representación.

El proyecto apasionó al grupo desde el comienzo. "Pero la devolución de la gente generó algo muy potente, entre abrazos, lágrimas y largos silencios que aportaron una mayor inteligencia para la realización, y muchas ganas de seguir adelante", evalúa Rubio.

Justamente, la premisa de la compañía es trabajar a partir de esa ruptura de lo espectacular, donde tanto el actor como el espectador dejan de serlo para ocupar el rol de lo que ellos llaman vividores.

"Si bien para el espectador es fuerte porque ingresa en un mundo desconocido, con alguien que tal vez nunca ha visto ni volverá a ver en su vida, los actores también corremos un riesgo muy alto, ya que solamente estamos apoyados en el cuerpo, la voz y un texto escrito. Por eso, si bien el encuentro puede parecer breve (cada pieza dura aproximadamente 15 minutos), a la vez resulta muy intenso, al punto que nunca más te olvides de la cara de la otra persona. Ahí adentro todo es borde, no hay nada seguro", asegura Rubio.

El hombre y su planta, por Mariano Turko; La mujer que vive desde adentro, por Laura López Moyano; El hombre que vio quedarse solo, por Jorge Prado; El hombre, el joven y el círculo, por Fernando Rubio, y La joven que pudo perder a su hijo, por Jimena Anganuzzi, son los Cinco cuentos para un invierno largo que pasado mañana, a partir de las 16, se despedirán del Centro de Museos de Buenos Aires (Av. De los Italianos 851, Costanera Sur; se pueden hacer reservas en intimoteatroitinerante@hotmail.com), en busca de un nuevo destino.

Proyecto con memoria

Pero esto no termina ahí. Por estos días, la compañía puso en marcha el ambicioso proyecto Hablar la memoria del mundo, un trabajo sobre la belleza y la trascendencia a partir de una serie de fotografías y entrevistas a personas desconocidas que deberán contestar a una sola pregunta: ¿Qué es lo más bello que hiciste en tu vida?

En este caso, se trabajará con una veintena de artistas, incluyendo actores conocidos, como Gastón Pauls, y también directores de cine, arquitectos, fotógrafos y diseñadores. "El proyecto es hacer una muestra fotográfica de quinientos a mil rostros, acompañada por las respuestas de los entrevistados, a partir de las cuales se generará una devolución en formato dramático, también itinerante", anticipa Rubio, justo antes de levantar campamento y esfumarse, otra vez, con su compañía.