Los Albornoz: el feliz retorno del humor mordaz de Los Macocos
Libro: Martín Salazar y Marcelo Xicarts / Dirección: Sebastián Irigo / Intérpretes: Daniel Casablanca, Martín Salazar, Gabriel Wolf, Marcelo Xicarts / Escenografía y vestuario: Cecilia Zuvialde / Luces: Sebastián Irigo / Teatro: Multiescena, Corrientes 1764 / Funciones: viernes y sábados, a las 21 / Duración: 70 minutos / Nuestra opinión: buena
Luego de diez años de no compartir escena, este grupo de humor nacido a mediados de la década del 80 decidió volver con uno de sus clásicos: Los Albornoz, esa familia disfuncional que se convirtió en punta de lanza para lo que vendría. Con una característica específica: ese humor tan particular, negro y espeso que logra que la platea se ría de cuestiones que son básicamente trágicas.
Si hay algo que deja claro Los Albornoz es que la Argentina es tan pero tan cíclica que una obra estrenada en 2001 puede resultar tan actual que resulta casi inverosímil. Aún más llamativo es que esta obra surge de un sketch de 1995, en otro espectáculo del grupo: Macocrisis. Los parecidos con la actualidad son solo meras coincidencias. Cosas cambiaron, claro, la irrupción de la tecnología –con su agregado de redes sociales y un etcétera al que seguro se le sumarán más apéndices con los años– es un elemento que este grupo de humor antológico debió sumar de aquel tiempo a este. Pero el hilo narrativo se mantiene intacto: una familia de clase media que no puede hacerle frente a los gastos que aumentan y entonces prácticamente debe dejar todo como para poder seguir viviendo. ¿De gracioso? Poco pero, claro, es el registro el que gana la pulseada, y entonces ante tamaña exageración aparece la carcajada. Recortes, ajustes, boletas de servicios que se vuelven impagables y desempleo son algunos de los tópicos por los cuales transita esta obra.
El mundo puede caerse a pedazos, pero el porteño tiene a mano un paraguas por si cae alguna que otra gota; puede quedarse sin un solo mueble, pero la tele –tal vez hoy podría trasladarse al celular– sobrevive. Esos elementos que de alguna manera construyen la identidad del argentino son pescados con astucia por Los Macocos para poder reírnos de nosotros mismos. Los Albornoz son capaces de vender un riñón con tal de no perder el televisor.
Dirigida originalmente por Javier Rama (el sexto macoco, que murió en 2008), el grupo sumó en la dirección a Sebastián Irigo, con un buen resultado. Tal vez algunos chistes resulten algo provocativos, pero ese es el humor de este grupo. "Primero se llevaron el gas, pero a mí no me importó porque no cocinaba; después el agua, pero tampoco porque no me bañaba; ahora vienen por el cable", sintetiza esta familia.
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