Manual del matrimonio aburrido
"Pequeño matrimonio ilustrado" . De Muriel Robin y Pierre Palmade. Dirección: Carlos Moreno. Producción general: Javier Faroni. Con Arnaldo André, Claribel Medina, Antonio Grimau y María Leal. Traducción: Pablo Rey. Adaptación: Pablo y Carlos Moreno. Escenografía: Gustavo Fernández Barbosa. Vestuario: Karina Sambad. Luces: Gastón Díaz. Musicalización: C. Moreno. Sonido: Luciano Mutinelli. En el Corrientes. Duración: 100 minutos.
Nuestra opinión: regular
MAR DEL PLATA (De un enviado especial).- Por lo que se dice, la pieza de los franceses Robin y Palmade es un éxito en su país. Habrá que pensar cómo se hizo la adaptación o qué ocurre sobre el escenario allá, porque la versión que se ha dado a conocer en Mar del Plata arroja como resultado una obra anodina, sin una estructura dramática sólida, que circula por lugares comunes y no tiene una uniformidad que la sostenga. "Pequeño matrimonio ilustrado" habla, a través de distintos cuadros, de las situaciones cotidianas que viven dos parejas heterosexuales. Así transitan por inseguridades, peleas, reconciliaciones, celos, infidelidad, la competencia, los hijos, la incomunicación, la suegra, la suegra, la suegra y la suegra. Es que los conceptos se repiten casi en forma permanente en cada cuadro y la obra se vuelve redundante. Al tener una línea dramática enclenque y una ausencia de argumento, aquellos conceptos que deberían estar fortalecidos en su desarrollo se vuelven inconsistentes y reiterativos. Los remates de cada cuadro son flojos y a estas debilidades se suman algunos chistes fáciles que, se adivina, forman parte de la adaptación local. Hay dos cuadros: el de los monólogos cruzados y el de la infidelidad, que son graciosos.
Poco pudo hacer el director Carlos Moreno por darle gracia a estos textos anodinos. Trató de brindarle mayor movilidad y vida a las situaciones a través del elemento actoral. Pero no siempre salió airoso. Su puesta busca el ritmo, pero éste nunca aparece. Sólo María Leal hace algo por remontar esos textos con profesionalismo. No sólo desnuda una habilidad para la comedia, sino que se planta y pone intención. Como se diría en la jerga popular: el resto "juega de taquito". Aunque es dúctil para el género, Claribel Medina apela a la carcajada fácil, en un trabajo no demasiado elaborado. Entretanto, a Arnaldo André se lo ve frío, sin salirse de su rol de galán maduro. Mientras que Antonio Grimau hace una composición fingida y hasta busca guiños con el público. Es raro ver a actores como ellos optando por recursos fáciles como la "tentación" de risa.
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