Martín Bossi: "Por más que me roben o me mientan, mi destino es ser argento"
Logró ser el líder indiscutido de la taquilla en Mar del Plata y consigue millones de vistas en YouTube sin necesidad de estar en TV
MAR DEL PLATA.- Canta, baila, se cambia y maquilla una y cien veces en pocos segundos. Deja una peluca y se calza una máscara. Pasa en un instante de los anteojos redondos de John Lennon a la cara blanca y estrella negra en el ojo de Paul Stanley, el cantante de Kiss. Hasta que por fin es él, a cara limpia, el que enfrenta al público. Y ahí juega, ríe y hace reír. Disfruta, comparte y hasta se zambulle en el público por selfies para todos. "Tengo ganas de comunicarme con la gente, ser un pastor en un estadio, ante 180.000 personas", asegura Martín Bossi, feliz de este presente con su Bossi Master Show, que arrasó en Buenos Aires y asoma como gran ganador en esta movida temporada marplatense.
Ahora en el Teatro Mar del Plata, siempre con músicos y cantantes en vivo y dirigido por Manuel Wirtz, vuelve a sumar un emotivo homenaje a Alberto Olmedo, que desde su imitación antes se cruzaba con Javier Portales y ahora con su entrañable coequiper Jorge Porcel, también interpretado por Jorge "Carna" Crivelli. Un espectáculo en el que añora aquel pasado, pero también se mete con las nuevas tecnologías, que tanto rédito le han dado en lo personal. "Antes hacía un sketch y se comentaba. Hoy meto un video en YouTube, lo ven en un rato seis millones de personas y lleno el teatro con eso", cuenta a LA NACION.
Antes de fin de año mechó su temprano debut en estas playas con una participación en los Estados Unidos para conducir la entrega de premios de la cadena Univisión, la misma que lo contrató para un late nigth show durante el Mundial de Rusia. Y al regreso, su lugar en el mundo, el lugar donde y como se siente más feliz y realizado: las tablas de un teatro y con un big show. Ahora a doble función diaria.
-¿Te sienta bien este formato?
-Me encanta, desde chiquito. En el Velma Café, donde empecé, los músicos se caían del escenario. Mi socio me decía que nos íbamos a fundir, que eran muchos. El big show es lo más.
-¿Te encasillaron?
-Los que no conocen mi vida en el teatro siguen hablando del imitador, preguntan cuántos personajes hago. Como si fuera una hazaña imitar. Lo importante es la relación que logré con el público, el trabajo actoral que se hace acá, que tiene más que ver con la comedia, la comicidad y más que la imitación.
-¿En esta etapa se imita o se homenajea?
-Busco que la gente vea a los personajes a través de mí. Tal vez una evolución de todo esto sería estar dos horas con el piano y un vaso de agua, cantando y en esmoquin, solo con y para la gente.
-¿Qué te quita el calzarte una máscara?
-Es un recurso con el que me hice conocido, que la gente acepta y se divierte. Pero para mí es apenas eso, un recurso. Lo uso para contar algo. Nada más. Eso del nene que se parece a... ya está.
-¿Sentís que la gente ya descubrió al Martín Bossi a cara limpia?
-El Big Band Show tuvo algo de eso. Y en YouTube o cuando hago notas, lo más visto mío es cuando no estoy con máscara.
-Es cierto que son muy comentadas tus participaciones como entrevistado. ¿Eso también es show?
-Hago stand up. Actúo. Cuento historias. Algunas verdaderas. A otras les agrego cosas. Uso al periodista de partenaire, utilizo técnicas de stand up. Escribo para las notas, las uso como sketch. Es una evolución. No es en todos los casos, pero para mí sacarme la máscara sí ha sido una evolución.
-Hablás de YouTube y el uso de redes. ¿Cómo te plantás frente a la tecnología, que incluso es parte de tu actual monólogo?
-Como el vino o el cigarrillo, en exceso daña. Se utiliza para bien. Tengo Facebook, Instagram, estoy al tanto y tengo gente que me maneja redes. Difundo por esos canales. Y acá hacemos una catarsis colectiva con el público por el uso de celulares. Creo que el exceso nos hace incomunicarnos.
-¿Y aplicada a tu trabajo?
-Se llega a todo el mundo. De hecho todas las propuestas de laburo que tuve fueron de afuera y todas fueron por YouTube.
-¿Te sentís un youtuber más?
-Noooo... Una cosa es ser youtuber y otra lo que hago yo. Es otro tipo de contenido, de etapas. Los respeto muchísimo, pero no soy uno de ellos por hacer algunos de mis productos para ese mismo canal. Mi plataforma es el teatro y utilizo los medios para publicitar mi trabajo. Nada más.
-¿La tele la apagaste como opción?
-No. De hecho, durante el Mundial, voy a hacer un mes completo para Univisión desde los Estados Unidos. Voy a conducir y a hacer el humor de un late night show. Es para el mercado latino de ese país, el gran show del Mundial. Será un mes y medio de trabajo muy lindo. Es otro mercado, aunque el más importante sigue siendo mi país. Por más que me roben, me maten, me mientan, mi destino es acá: soy argento.
-Pero en la Argentina no...
-Lo hice durante siete años. Fue un trampolín para hacer teatro después y para que me conozcan acá y en otros lugares. No descarto volver. Pero la forma de hacer TV cambió. Fui a los programas de Fantino, de Susana, encarné a Juan Carlos Calabró con ella. La tele se está aggiornando. Antes hacía un sketch y se comentaba. Hoy meto un video en YouTube, lo ven en un rato seis millones de personas y lleno el teatro con eso.
-¿De la política también te olvidaste con tus imitaciones?
-Me conocen mucho por eso porque la política acá tiene mucha trascendencia. Lo hice en 2009 y un poco más adelante. Luego algo salteado y muy puntual. Pero no es lo que me mueve. Ni la política me resulta un chiste. Tiene identificación popular, pero a veces es una causa perdida. Veo la cantidad de programas que se dedican al tema y lamento que se desperdicie tiempo de tele en eso. Es demasiado premio que encima salgan en pantalla como estrellas. ¿Al bombero lo televisan?, ¿al policía, al maestro? El político es un servidor y ya los invitan a opinar de todo. Menos reality, más laburo.
-¿Te presionaron alguna vez?
-Nunca nadie me dijo nada. Tuve amplia libertad. Existe democracia. Al menos para mí, aunque en los últimos años estén pasando cosas.
-¿Cómo se reavivan objetivos cuando los logros se acumulan?
-Con mis socios vamos planeando. Graciela Borges me decía: 'Cuando un actor está cómodo más de dos veces me preocupa'. Me podría quedar en televisión imitando a Fito Páez, pero tengo necesidad de comunicar. Antes tenía necesidad de parecer, ahora de ser. Tengo ganas de comunicarme con la gente. Ser un pastor, en un estadio, ante 18.000 personas, comunicándome.
-¿Un pastor que adónde llevaría su rebaño?
-Sería un bastonero. Los grandes humoristas de los Estados Unidos "standupean" en un estadio y con un vaso de agua al lado. Nada más. Estoy hablando de algo como Roger Federer en el tenis. Lo más. Acá, en lo mío, vivo mis necesidades humanas, que, por cierto, tienen que ser redituables, claro. Un producto que sea vendible.