Más oferta, pero bastante despareja
También se repusieron muchas obras que sobresalieron en la temporada anterior
El público que acostumbra visitar las salas con los niños encontró este año muchas ofertas diferentes, aunque no demasiados espectáculos dignos de ser considerados inolvidables.
Una buena lista de reposiciones permitió, en este año que termina, disfrutar de obras que habían interesado en 2003. Lo bueno en estos casos es que los espectáculos crecen, mejora la información sobre ellos y prospera el concepto de que calidad no es solamente impacto, sino también permanencia; el público tiene mejor oportunidad de opinar y elegir.
Aunque la temporada (sobre todo en vacaciones de invierno) fue intensa y abundante en títulos, hubo pocos estrenos interesantes y parece además haber sido un año en el que algunos creadores clásicos del teatro para niños se tomaron un descanso. Es el caso, por ejemplo, de Hugo Midón, Silvina Reinaudi y María Inés Falconi.
Y, precisamente, los espectáculos a destacar como estrellas de la temporada, como "Fulanos", de Gerardo Hochman, y "Granadina", de Daniel Casablanca, señalan posiblemente nuevos rumbos en la búsqueda de lenguajes para este difícil quehacer.
Por otra parte, la importancia en aumento de la satisfacción visual para un público acostumbrado a la pantalla se evidenció en los efectos de luz, color y movimiento, en muchos casos espectaculares, pero muchas veces poco relacionados con el objetivo teatral en sí. La puesta, privilegiada sobre el texto y los contenidos, se convirtió en la vedette de muchas ofertas que competían en las grandes salas y cuyo efecto empezaban a esfumarse apenas se ponían los pies fuera de ellas.
La dramaturgia sigue siendo la gran ausente. Los contenidos, a través del diálogo honesto y despojado del creador adulto con el niño que le entrega su atención y sus sentimientos, apenas existieron y los pocos intentos no lograron la dimensión teatral necesaria para una verdadera comunicación.
Las versiones paródicas de los clásicos, los cuentos de maravilla, los mitos y los grandes autores se perfilaron más, en su mayoría, como otro recurso para atraer al adulto que se toma la molestia de llevar al niño al teatro. Con honrosas excepciones, faltó la verdad que se arriesga y busca en los enormes recursos del género un lenguaje para hablar con los chicos de las cosas, aún las más sencillas, que nos pasan a todos. La pregunta que queda sonando es ésta: ¿el llamado "teatro para niños" tiene en cuenta realmente al pequeño espectador, no solamente para saber qué le atrae, sino para darle algo que le sirva? ¿No será mejor que se le cambie el nombre?
Poesía y humor
- "Fulanos", de Gerardo Hochman, que surge de la nueva tendencia del circo-clown-ballet ya anticipada, para cobrar una nueva dimensión con la presencia de la emoción, las historias sutiles mediante el gesto, enmarcados en una banda sonora que también es protagonista, con el resultado de una narración a través de los sentimientos.
- "Granadina el mundo de Federico" es una versión teatral de Daniel Casablanca, sobre textos de Federico García Lorca, que une de manera muy singular la poesía con el humor, la ternura, la danza, la actuación y la música, incorporada al escenario con músicos en vivo, que participan de la interpretación.
- Otras propuestas destacables : "Sueño de una noche de verano", de Luis Tenewicki, sobre la obra de William Shakespeare; "El tacañuzo", de Darío Luchetta, basado sobre "El avaro", y "El reino del revés", de María Elena Walsh.
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