Shakespeare, los premios, los ruidos, las nueces
Los premios a la actividad escénica tienen lógicas particulares que suelen prestarse a interpretaciones de todos los tipos que, en muchos casos, exceden a lo artístico. Pero están ahí y hay para elegir.
Esta semana comenzó una nueva edición del Festival Shakespeare Buenos Aires. En este encuentro producido por privados y que cuenta con el auspicio del Ministerio de Cultura de la ciudad, la embajada del Reino Unido y el British Council desde el año pasado se entrega el Premio Shakespeare. Esa vez, entre otros, lo recibieron Agustín Alezzo y Ricardo Bartis. El primero, por ejemplo, montó Ricardo III, con Alfredo Alcón como actor protagónico. El segundo montó Hamlet (o La guerra de los teatros) con Alejandro Urdapilleta. En ambos casos, los dos puestistas se hicieron cargo de las versiones.
Este año el premio fue a parar a la talentosa Norma Aleandro. La ceremonia, de amplia difusión en los medios, tuvo lugar en la Usina del Arte. En ese contexto, leyó un fragmento de Venus y Adonis, en el marco de este festival cuya madrina es la periodista (y actriz) Cristina Pérez. Según reconoció la misma Norma Aleandro, hasta ese momento nunca había interpretado un texto del autor de Mucho ruido y pocas nueces. Lo estudió, claro, pero a lo largo de su extensa trayectoria no había tenido la oportunidad de llevar a escena una obra suya. Ni como actriz ni como directora.
"El premio está dirigido a todos aquellos que han habitado el mundo shakespeareano tratando de descubrir una nueva mirada sobre la condición humana", escribieron hace un año los organizadores del encuentro.
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