Si no hay actuación, no alcanza el simple humor
"¡¡¡No sabés... lo que me hizo!!!" , de Sandra Russo. Adaptación: Hebel Sacomani. Dirección: Irene Bianchi. Intérpretes: Griselda Actis, Irene Bianchi y Silvana Radicena. Voces en off: Domingo Mazzei, Susana Isidro y Ana Sciommarella. Música original: Sergio Perotti. Iluminación y sonido: Pablo Nazaro. Vestuario: Paula Verderosa. Asistente: Julio Isla. En Foro Gandhi, Corrientes 1743. De jueves a domingo, a las 21.30. Duración: 90 minutos.
Nuestra opinión: regular
Tres mujeres sobre el escenario hablan de sus problemas a otras que están sentadas en la platea. El mundo mujeril desgranado a través de una decena de estereotipos femeninos que, además del género, tienen en común la queja constante sobre lo otro en común que tienen o quisieran tener: los hombres.
Está la madura que se enamora de un pibe veinte años menor; la que no entiende por qué su hombre no le presenta a su entorno; la que se siente invadida; la que no tiene ni tiempo ni ganas de sexo; la mujer cuyo marido no quiere que trabaje; la que lo mantiene; psicoanalizadas de distinto tenor; la que no es tenida en cuenta; la amante que lo escucha a él quejarse de su mujer, pero que no la deja; la liberada sexual; la que quiere serlo.
Con el texto de Sandra Russo como base, las actrices Griselda Actis, Silvana Radicena e Irene Bianchi le prestan el cuerpo a cada una de estas mujeres con resultados bastante magros. Lo primero que salta a la vista del espectador es la falta de organicidad con las que estas actrices transitan (o no transitan, en realidad) los textos que dicen. Aunque se trate de humor y de tipos más o menos estereotipados de mujeres, hay que ponerles el cuerpo a los diálogos, a las situaciones y a las interacciones entre ellas. Las tres actrices, en mayor o menor grado, cometen el error de suplir el vivir sus partes con buscar la complicidad de la platea y poner todo afuera. Aunque, en este sentido es justo decir que sí hay un par de momentos en que se juegan a hacerlo y conmueven (con un poema de Jacques Prévert) o causan gracia (el cuadro de la amante bailaora). Pero, en general, hay demasiado histrionismo en escena que sólo en un par de ocasiones calza bien.
En este entorno, los textos dejan de tener efectividad y suenan a pasados de moda, a cosa ya dicha. Quizá con el correr de las funciones las actrices logren dejar de estar tan pendientes de la risa del público y se puedan meter en sus papeles, también vendría bien que peinaran un poco los textos para contraer los 90 minutos que dura la obra, algo que juega claramente en contra.