Conflicto sin fin. Teatro Colón, de la protesta a la justicia
García Caffi fue invitado a volver a la Legislatura
Después de la desacertada frase de Pedro Pablo García Caffi -"el Teatro no es un seguro de empleo que apila gente en los pasillos"- que impidió que el director del Teatro Colón explicara a los legisladores porteños los motivos de la nueva reestructuración de la sala, en la que quedan alrededor de 400 empleados afuera y se disuelven varias áreas estratégicas, ayer por la mañana, la diputada del Frente por la Victoria Inés Urdapilleta envió una carta formal a García Caffi para que vuelva a presentarse ante la Comisión de Cultura de la Legislatura el próximo miércoles, a las 16. Al cierre de esta edición, según apuntaron desde el entorno del funcionario, la solicitud no había llegado a su despacho, por lo que es complejo imaginar la actitud que tomará el director del Colón.
Los dichos y la actitud del funcionario también fueron analizados ayer en la conferencia de prensa que organizaron los trabajadores del Colón en el sindicato de músicos (Sadem) y a la que asistió Gustavo López, subsecretario general de la Presidencia. Ante más de 100 trabajadores y representantes de los medios, hablaron entre otros un tal Pablo, del departamento de efectos especiales del Colón, y una tal Sonia, de escenografía. Ninguno de los dos suele tomar la voz cantante en este largo conflicto. Pablo habló hasta con cierta timidez. Sin embargo, había sido elegido por sus compañeros y ahí estaba. "La frase de García Caffi está dirigida a violentar a los trabajadores, busca congraciarse con aquellos que tienen el discurso de que los trabajadores somos «ñoquis» o vagos, expresa un modo de hacer política. Pero los trabajadores del Colón siempre hemos luchado por nuestra superación profesional", dijo con un tono calmo.
Sonia es escenógrafa. Sabe del tema. A su turno, aportó otra arista de este complejo tema a partir de nuevos planos a los que tuvo acceso.
El taller de escenografía se reduce en un 70 por ciento. Por lo cual no vamos a poder dibujarles a los que arman, no vamos a poder pintar telones, no vamos a poder texturar corpóreos de esas grandes producciones que ustedes habrán visto y que, en el mundo, ya casi no hay teatros que puedan producir. Hemos trabajado con gente de todos los teatros del mundo y siempre se han sorprendido de que nosotros sigamos teniendo esos maravillosos talleres que ellos ya perdieron", narró en tono pausado. Pero como interpreta que bajo los nuevos planos el Colón perderá esos vitales espacios pidió defender a la sala "porque es nuestra joya".
En el acto, Máximo Parpagnoli anunció el plan de lucha que elaboró el personal de la sala que incluye más marchas, la elaboración de un petitorio nacional e internacional en defensa del Colón y nuevas gestiones en la Legislatura. "También estamos en gestiones con el Teatro Argentino de La Plata y con el Teatro Cervantes para organizar un evento en fecha próxima en el que participemos los trabajadores de la cultura", apuntó Parpagnoli quien además solicitó que se abra el Colón para que los medios puedan ver el estado de las obras.
La compleja situación de la sala está por llegar a la Justicia. "Nos hemos reunido con abogados y hemos visto las enormes posibilidades de judicialización que tienen las decisiones administrativas que ha tomado el directorio", adelantó el delegado de la asamblea de los trabajadores del Colón. De hecho, esta semana comenzaron a llegar a los despachos del jefe de Gobierno cartas documentos firmadas por empleados en la que expresan que, ante el cierre del Teatro y de sus oficinas administrativas, se ven imposibilitados de retirar sus recibos de sueldo, realizar los trámites de asignaciones familiares anuales, solicitar licencias por enfermedad o especiales y realizar todo tipo de trámite. De no haber respuesta, el Estado porteño deberá atender nuevos juicios en su contra.
Otras voces
Por su parte, Gustavo López, ex secretario de Cultura del gobierno de Aníbal Ibarra y actual funcionario kirchnerista, también evalúa iniciar acciones legales. "Estamos analizando recurrir a la Justicia porque los planos de obra que se van a ejecutar no son los que se han mostrado –afirmó–. Los planos que se van a ejecutar eliminan el 75 por ciento de la superficie de producción para colocar allí salas de reuniones, confiterías vips y algunas salas de ensayo que impedirán que el Teatro pueda hacer producciones propias como ha hecho a lo largo de su historia."
Sumó otra denuncia: "Una de las licitaciones que se hizo con el crédito del BID, que luego se cayó, fue la de control de maquinaria escénica que requería cambiar la consola. Esa licitación era de unos 7 millones de pesos y renovaba todo el control de la maquinaria y no la maquinaria en sí misma porque era nueva, de la década del noventa. Ahora ha salido en los diarios publicada una nueva licitación por casi el triple de dinero para cambiar la consola y las máquinas nuevas. Es decir, o están tirando la plata a la calle o es un acto de corrupción aberrante".
Tanto los trabajadores del primer coliseo como Gustavo López volvieron a denunciar que el gobierno porteño está encarando las obras en el Teatro Colón –la más importante junto a la del arroyo Maldonado– a espaldas de la gente, de la Comisión Nacional de Monumentos Históricos y de la misma legislatura porteña.
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