"Tito Andrónico", con sabor colombiano
"Mosca". Dramaturgia y dirección: Fabio Rubiano. Intérpretes: César Badillo, Marcela Valencia, Luz Estrella Luengas, Rodrigo Sánchez, Fabio Rubiano, Germán González, Eduard Rincón, Alberto Cardeño, Fernando García. Sonido en escena: Juan Carlos García. En el Teatro San Martín.
Nuestra opinión: bueno
Fabio Rubiano pertenece a la nueva generación de creadores colombianos y llega con su compañía, Teatro Petra, para dar muestras de la vitalidad de su generación. Su propuesta parte de "Tito Andrónico", de Shakespeare, y su relectura de esa pieza es hoy muy atractiva. Observa a esos personajes como arquetipos grotescos y descubre en la continuidad de sus pensamientos y acciones violentas una línea de trabajo en la que investigar. Así planta a los personajes en un espacio rectangular y ubica tres mesas con cajoneras como única escenografía. Alrededor y sobre ellas irá desarrollándose una acción intensa. Sobre esas mesas se sucederán banquetes, violaciones, abortos, mutilaciones, todo aquello que los personajes decidan en su afán por ser más poderosos.
Rubiano está convencido de que el ansia de poder trasviste los sentimientos de los hombres, los vuelve crueles e impunes. Con sus valores degradados, el camino que construyen es muy incierto porque si la muerte genera más muerte, ningún signo vital queda en pie, se acabó la sociedad, sólo una mosca puede sobrevolar unos cadáveres. Algo tan insignificante y tan molesto. La imagen es ridícula y también produce repulsión. Y ésos son los dos condimentos que sustentan este espectáculo.
Tito y Tamora, los jefes de las familias enfrentadas, son seres perversos, pero esas perversidades han llegado a un nivel tal que los ha transformado a ellos en casi caricaturas y esas señales asoman también en sus hijos. Todo lo que dicen, todo lo que hacen, es de un sinsentido impresionante. Y al cabo de 94 minutos de espectáculo la saturación es tal que todo eso parece una historieta que provoca risa o un sueño que es mejor olvidar, depende de las tensiones que ha generado en el espectador.
Sobre todo, peleles
Patéticos y chabacanos, los personajes deambulan por la escena como verdaderos peleles. Y si bien es cierto que construyen una historia, sus actos están marcados con trazos tan gruesos que no pueden olvidarse, es imposible no reparar en sus groseras formas de comer, en los objetos que cargan, en las desventuras que les dan forma.
"Mosca" como texto aislado parecería ser débil sin la presencia de estos actores que lo completan con tanta intensidad -resultan sumamente atractivas las composiciones de César Badillo (Tito) y Marcela Valencia (Lavinia)-. "Mosca" es una representación de pura cepa colombiana; además, viene de una comunidad que al cabo de los años sigue creciendo bajo tremendos marcos de violencia y tienen la capacidad de jugar con la violencia, de reírse de ella. Pero en esta experiencia al menos el divertimento deja una fuerte reflexión: ¿qué pasa con esa sociedad que como una mosca mira los cadáveres?
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