Conejos de la Galera: un rescate emotivo para resignificar las obras de Presa
Conejos de la Galera / Autor y director: Héctor Presa / Música: Ángel Mahler, Carlos Gianni, Diego Lozano y Litto Nebbia / Intérpretes: Brian Goncalvez, Lucas Romero, Luciana Lester, Ornela Ortiz, Ornela Ortiz, Ayelen Pérez Deseta y Valeria Acciaresi, Macarena Ferreira / Coreografía: Mecha Fernández / Vestuario: Lali Lastra / Sala: Teatro La Galera, Humboldt 1591 / Funciones: sábados y domingos, a las 17.15 / Duración: 50 minutos / Nuestra opinión: buena
Después de 40 años de hacer teatro para los chicos, es mucho lo que se puede encontrar buceando en el repertorio estrenado por Héctor Presa al frente del grupo La Galera Encantada. Unas 140 obras, la gran mayoría de autoría del mismo Presa, representan una miríada de historias, de conejos para sacar de la galera de la compañía que se distingue por ser la más prolífica de la escena infantil sin resignar nunca las pautas de calidad y la agudeza de observación que la hicieron acreedora de innumerables premios.
Para celebrar el aniversario, Presa optó sin embargo por hilvanar un homenaje a tanto recorrido no a través de escenas, sino mediante el rescate de algunas de las canciones que formaron parte de esa trayectoria. Son temas de cuatro músicos que trabajaron con La Galera Encantada los que llevan el hilo conductor de Conejos de la Galera. Son los músicos que pusieron su impronta en toda la producción de esta compañía: Ángel Mahler, Carlos Gianni, Litto Nebbia y Diego Lozano.
Tras una presentación vivaz, aunque algo extensa, con saludos mutuos y hacia las filas de la platea, se hilvanan hábilmente canciones de obras tan disímiles como Yo me arreglo solo, Alicia Rock, Malas palabras o El Cuiki. No hay una trama uniforme ni tampoco se trata de un rompecabezas de fragmentos de las obras originales. Los temas musicales son traspolados a una nueva obra, que recorre escenas que reinterpretan el contenido de las canciones.
Desafíos de la infancia, como emprender la primera vez sin acompañante adulto una vuelta manzana, o elegir entre flan o helado, o bien atarse el pelo o llevarlo suelto, marcan el rumbo de la obra. Primero con momentos de desarrollo dramático corto, para luego expandirse a escenas que permiten un mayor despliegue de personajes dentro del cuarteto actoral. Así en el gracioso recurso de los chicos de hacerse los misteriosos, retrucando el mal disimulado ocultamiento de la conversación por parte de los padres cuando hablan de "cosas de grandes". O en la historia del primer enamoramiento, entrecruzado por la timidez del que no se anima a preguntar siquiera el nombre de la chica que le gusta y por el desparpajo de la amiga que le hace de puente.
La ausencia del contexto original le quita algo del brillo original a las canciones, al incorporarlas a una secuencia de escenas que no construyen entre sí una dinámica dramatúrgica como podría ser la tensión creciente por revelar el secreto de la adopción de la protagonista de Malas palabras, por ejemplo. El elenco integrado por Brian Goncalvez, Luciana Lester, Ornela Ortiz y Valeria Acciaresi -que se alterna con otro en las funciones de fin de semana- rota con eficacia en el protagonismo de la sucesión de cuadros, se defiende cantando como solistas y en conjunto, y se integra armónicamente en las coreografías que llevan de una escena a la siguiente.
Conejos de la Galera no es un rescate de la inmensa trayectoria de La Galera Encantada a través de un popurrí de sus momentos de mayor brillo, sino una nueva obra, un truco más -quizá no el más espectacular, pero siempre uno eficaz- del gran prestidigitador teatral que es Presa.