Un thriller conmovedor, doloroso y emocionante
Nerium Park / Libro: Josep Maria Miró / Intérpretes: Paula Ransenberg y Claudio Tolcachir / Luces: Ricardo Sica / Escenografía y vestuario: Gonzalo Córdoba Estévez / Dirección: Corina Fiorillo / Sala: Timbre 4, México 3554 / Funciones: Domingos, a las 19.15 / Duración: 80 minutos / Nuestra opinión: Excelente.
Esta obra marca el retorno a la actuación de Claudio Tolcachir tras ocho años en los que se ha convertido, por su dramaturgia, dirección y gestión, en una de las figuras centrales del sistema teatral argentino. Pero, por atractivo que resulte esto, lo anecdótico de su vuelta termina siendo secundario. La calidad en texto, dirección, y las destacadas interpretaciones de su dupla protagónica convierten, por derecho propio, a Nerium Park en una de las piezas más fuertes e interesantes de la temporada.
La historia recorre un año en la vida de una pareja que se muda a un barrio privado. Pasan los meses y constatan que la suya es la única casa ocupada. La crisis económica que los rodea hace poco probable que vayan a tener vecinos. De repente, el vistazo de una silueta les hace pensar que no están solos. La pieza tensiona desde el suspenso y el miedo que genera. Hay grandes aciertos en lo escénico. Se aprovechan los intersticios de la sala, la acción se extiende hacia las butacas, las puertas, a una breve ventana. Esa forma en que lo actoral sucede en todos lados abre el espacio y lo vuelve atemorizante porque la obra juega con la posibilidad de que alguien temible puede ingresar a ese espacio cerrado. Así, la sala se vuelve un lugar de peligro. Otra marca de la dirección de Corina Fiorillo resulta fascinante: los personajes crean efectos con procedimientos artesanales. Se ve a la actriz tirando gotas de agua y luego afirmar que son sangre, o ponerse una panza falsa para afirmar que está embarazada. La obra no engaña nunca, muestra sus formas de producción, virtud que se extiende a los enlaces entre escenas, cuando los personajes dicen a público en qué mes están y, con algún leve reacomodamiento del espacio, dan la sensación de paso del tiempo. Es gozoso verlos realizar estos trabajos, mover escenografía y objetos, porque en ese momento el público comparte el código creado.
A nivel actoral, la construcción del personaje de Nacho es un desafío que Tolcachir supera con creces. Su transición de esposo amoroso a hombre psíquicamente perturbado se da con una gradualidad siempre creíble. La obra propone una serie de motivaciones que podrían explicar su transformación: la soledad, el desempleo, un problema mental, el arbusto venenoso de Nerium oleander que rodea el bosque. El texto abre interpretaciones, las causas pueden ser una o múltiples, queda para el espectador intentar dilucidar el misterio planteado. Y si lo de Tolcachir es muy bueno, lo de Paula Ransenberg es superlativo. En buena medida, la obra está planteada desde su perspectiva. Es su mirada la que construye a Nacho y en ese punto se destaca la química de una dupla actoral que se conoce desde la adolescencia. El pasaje del amor al miedo está hecho desde la sutileza, conteniendo la emoción y proyectándola siempre con eficacia.
Si el subtexto de burbuja inmobiliaria y crisis puede parecer español, la referencia al miedo a los despidos que recorre la pieza le brinda actualidad local. Nerium Park eriza la piel, lleva al espectador a un subibaja emocional que lo mantiene al borde del asiento. La empatía que generan sus personajes al comienzo y el progresivo distanciamiento que siente el público al ver que no puede seguir el deterioro de Nacho vuelve esta pieza conmovedora, dolorosa y emocionante. El thriller es un juego complejo de llevar a cabo en el teatro. Se necesita una mano maestra en la dramaturgia, en la dirección y en las actuaciones, todos rubros sobresalientes en esta obra.