Una obsesión que queda anacrónica
Atracción fatal. Autor: James Dearden. Traducción: Pablo Rey. Versión: Alfred Oliveri. Intérpretes: Pablo Rago, Laura Novoa, Sofía Gala Castiglione, Esther Goris, Nicolás, Pauls, Ana María Picchio. Escenografía: Rene Diviu. Vestuario: Pablo Battaglia. Iluminación: Marcelo Cuervo, Martín Della Nina. Dirección: José María Muscari. Teatro: Multitabarís. Nuestra opinión: regular
La trama muestra a un abogado exitoso, Dan, quien decide pasar un fin de semana con Alex, editora de una empresa publicitaria. En esos días su esposa (Beth) e hija salen de la ciudad. Alex se sentirá atraída por Dan y comenzará a acosarlo hasta que su alteración mental provoque una tragedia. Si bien Oliveri sigue los acontecimientos según el guión original de James Dearden, decide hacerlo a partir de una estructura en la que hilvana situaciones breves que van siendo ordenadas por una narradora (Esther Goris), que será quien introduzca en la historia con pequeños comentarios sobre las conductas de algunos personajes y señalará los ambientes de la acción.
Otra de las variantes de este texto es el desarrollo del personaje de la madre de Beth. Una mujer arrogante e imprudente que considera a su yerno un pelele y al que, entre otras cosas, le aconseja tomar espirulina. En la interpretación de Ana María Picchio esa criatura adquiere un valor inesperado. Es quien aporta trazos de comedia muy bien recibidos por el público. El resto del elenco juega las situaciones con una intensidad medida. Ninguno se deja involucrar por los sentimientos de los personajes que recrean. De esta manera no aparece la tensión que provocan las constantes intromisiones de Alex en el prolijo mundo familiar de Dan. Desde la dirección, José María Muscari apuesta a narrar la película de manera formal y no le resulta un drama psicologista a profundizar. Es cierto que el film hoy no provoca el mismo interés que en 1987. Pero esta relectura escénica tampoco expone una mirada contemporánea que resulte provocadora o al menos interesante.