Que fue una campaña de marketing brutal de influencers, que sumó seguidores solo por la facha de Diego Boneta y que el público ve cualquier cosa con tal de no quedar afuera de los temas del momento; ninguna de de las teorías que buscan explicar por qué Luis Miguel: la serie se convirtió en el éxito más reciente de Netflix dio en el blanco. No hubo nada de distopías, telepatía, dragones que lanzan fuego o muertos vivos, solo 13 horas de telenovela elevada, con actuaciones dignas y una trama atrapante que mostraron otra imagen del ídolo mexicano, del que en los últimos tiempos se supo más de su fobia a ser retratado por la prensa cuando no está en los escenarios que de sus hits.
Netflix no habla nunca de rating, pero que ya se haya confirmado una segunda temporada da a entender que le fue muy bien y no es solo un éxito en la burbuja de las redes sociales. A continuación, el encanto por “Micky” en detalles.
El fenómeno Luisito Rey
La actuación de Óscar Jaenada, que hizo del padre, manager e inventor de Luis Miguel, fue el highlight de la serie. El español es todo lo odioso que tiene que ser (lo droga para que pueda dar conciertos sin parar a los 13 años y más tarde lo obliga a tener sexo para que su voz no sufra tanto la pubertad) y aun así es el preferido indiscutido de la serie. Quizás el adorable y pequeño Micky (interpretado por Izan Llunas, el nieto de Dyango), le disputó la corona pero al final Jaenada fue el ganador. Con una trayectoria de 25 años en cine, en una entrevista en el programa de Metro 95.1 Sensacional Éxito dijo que lo que más le costó fue tener poco tiempo para trabajar el personaje. No se notó para nada.
Basado en una historia real
Cualquier cosa que esté inspirada en la realidad sube un par de puntos, como pasa con The Crown y American Crime Story. Aunque todo tiene un tono oficial -el cantante es uno de los productores y hasta hace un cameo en el piloto-, la serie muestra bastante de su oscuridad y no limpia su imagen para quedar como una víctima inocente: se lo ve mujeriego, fiestero, ambicioso por demás y hasta se habla de su hija no reconocida. Además de eso, el casting es perfecto y la ambientación de época no falla salvo en algún que otro atardecer demasiado naranja.
¿Dónde está Marcela?
El foco de la serie no tiene que ver con sus intereses románticos. Ni con Mariana, la que se parece muchísimo a Shakira en los 90, ni con Érica, que es casi idéntica a Belinda. El suspenso lo mueve el paradero de la mamá del ídolo, que desapareció en 1986. La familia ante todo. Algo que también nos enseñó Game of Thrones y uno de los secretos de su éxito. El show es un homenaje al amor de esta mujer que intentó ponerle un freno al abuso de Luisito, y no pudo. Habrá que ver con qué mantienen en vilo a la audiencia en la segunda temporada.
El protagonismo argentino
Nada nos gusta más que vernos un poquito en la pantalla. Y acá estamos. Los papás de Micky se conocieron en Mar del Plata, la última aparición pública de Marcela fue en el Luna Park, en la sala de reuniones se habla de la importancia de la aceptación del público argentino y, más relevante que nada, el personaje más querible es su manager y guía espiritual Hugo López. Interpretado por el actor porteño César Bordón, Hugo fue como un padre para Luis Miguel y es un tipazo. Lo saca de las garras de Luisito, lo ayuda a ser mejor persona y le repite un mantra inolvidable para los fanáticos de esta biopic: “Nadie nunca se arrepintió de ser valiente”.