Argentina, tierra de amor y venganza: despesperadas por encontrar a sus hermanas, Lucía y Raquel deciden pedir ayuda
El repentino suicidio de Salaberry (Luciano Cáceres) no solo llenó de culpa a su esposa, Raquel (China Suárez), sino que la dejó inmersa en un mar de dudas. Una de ellas, la que más le importa resolver, es dónde está su hermana Alenka (Lourdes Mansilla). Es que la joven fue llevada por engaño por el excomisario a un lugar desconocido.
Por eso, desesperada y a espaldas de Aldo (Gonzalo Heredia), Raquel acude a Trauman (Fernán Mirás) para que la ayude a revelar el paradero de la joven. Sin embargo, el mayor de los Moretti e Ivonne (Andrea Frigerio) escuchan la conversación telefónica y mientras él le recrimina a la polaca haber llamado a su peor enemigo, la madama íntimamente se compromete a no dejar que su marido vuelva a jugar de nuevo con Raquel.
Lucía (Delfina Cháves), en tanto, cita a Bruno (Albert Baró) en el conventillo para decirle que escribió una nueva columna -como siempre, con el seudónico Juan de Marzo- en la que cuenta toda la verdad sobre lo que ocurrió con Lidia (Minerva Casero) y en la que da detalles todo lo que hizo su marido, Torcuato (Bemjamín Vicuña).
Alicia (Mercedes Funes) y Torcuato, a su vez, están desesperados por la desaparición de Lidia (Minerva Casero). Cuando su esposa llega a su casa, él la insulta y la responsabiliza por la desaparición. Por eso, también desesperada, ella vuelve al convetillo en busca de respuestas. Córdoba (Diego Domínguez), entonces, la comunica con Bruno y ella, enojada, le pide que la deje ver a Lidia.
En la antigua mansión Morel, Libertad (Virginia Innocenti) comienza a complicar las cosas. Tanto, que en medio de un brote llama a su hija y le cuenta que está en un lugar rodeada de extraños, junto a Lidia. Por suerte, Francesca (Malena Sánchez) y Gallo (Matías Mayer) logran tranquilizarla y luego es la misma Libertad la que, a la vez, tranquiliza a su hija diciéndolo que están bien, cuidadas por gente "pobre pero buena".
En la casa de los Ferreyra, Torcuato le da indicaciones a sus hombres de que sigan a todos los que viven en el conventillo y que encuentren a su cuñada viva o muerta, Paco (Mariano Saborido), que está de visita, lo escucha. Más tarde, el modisto también tranquiliza a Lucía, diciéndole que si está con sus amigos, Lidia está bien cuidada.
Para complicar aún más las cosas, Gutiérrez (Benigno) logró recuperar todas las cartas del buzón. Entre la correspondencia, no hay ninguna dirigida a Bruno ni con el nombre de Lucía como remitente, pero sí se encuentra la columna del misterioso Juan de Marzo. Por eso, la columna no sale publicada en el diario, y eso genera el desconcierto de Lucía y de Bruno.
De todos modos, Lucía cumple su cometido de decir lo que piensa: en una entrevista que comparte con su esposo y su hermano Gabriel (Federico Salles), candidatos a presidente y vice, confiesa que piensa votar al juez Iturbide (Ernesto Larrese), el candidato opositor.
Para los Moretti, tampoco son tiempos de paz. Sara (Florencia Dyszel) sigue hostigando a Anna (Candela Vetrano), con sus malos tratos y su cara de pocos amigos. Severino (Francisco Andrade), a su vez, llega al conventillo como padre y como abogado diciendo que necesitan testigos que puedan asegurar que Abraham es en realidad hijo de ellos.