Enrique Pinti se sometió a las clásicas diez preguntas de Dolores Cahen D'Anvers en el programa Destino , de LN+, y allí dio su opinión sobre los temas más importantes de la semana, comparó a los dos últimos presidentes argentinos y explicó qué lugar ocupan en su vida el humor y el poder.
"El sentido del humor no lo voy a perder nunca, porque es una manera de vivir. Y esa manera de vivir uno la desarrolla en los peores momentos. Hubo gente que en plena Segunda Guerra Mundial tuvo sentido del humor, rodeada de países tomados, quilombos, despelotes, horrores y muertes. Era una manera de sobrevivir", explicó, primero, sobre su relación con el humor.
Luego, el actor contó cómo sería para él la "Argentina ideal". "Cada uno tiene una Argentina ideal totalmente distinta. Sin embargo, en general, si dejamos tonterías ideológicas de lado, creo que todos tenemos la idea de que sea un país confiable, previsible, apacible y, sobre todo, y donde estén cubiertas sin necesidad de proselitismo la educación, la salud y la seguridad. Esas tres cosas juntas hacen que la corrupción exista en menor grado", indicó.
Llegó el momento, entonces, de adentrarse en uno de los temas de actualidad: los cuadernos que revelan el recorrido de las coimas por la obra pública durante la gestión kirchnerista. "Decí que yo tengo humor, entonces veo el lado patético y ridículo. Que después de tanta historia se haya descubierto todo por una señora quería hacerle un juicio al marido porque la acusó de extorsionadora... Y, entonces, que de un problema doméstico se haya descubierto una trama que todos sospechaban... ¡Cuadernos escritos a mano, como yo escribo, porque no tengo computadora ni tengo nada! Si a mí un día me pescan los cuadernos, que Dios me guarde y me libre. A veces, mientras escribía en mi cuaderno me veía como un pobre dinosaurio, pero había otro más dinosaurio que yo... Que en la época de las comunicaciones todo se descubra por una serie de cuadernos Gloria, nos pinta de cuerpo entero. Este es un país de sainete", describió.
"Mauricio Macri está más desorientado que Adán en el día de la madre", expresó luego, cuando se le preguntó su opinión sobre el actual mandatario. "Hay gente que dice que no está desorientado, que es un plan que tiene para matar a la Argentina... La misma historia de toda la vida, que siempre pensamos que Cristina, o Macri o Carlos Menem o quien corno sea, tiene una idea diabólica para destruirnos. ¡No! Yo no soy tan paranoico. No creo que tengan la idea de destruir, porque ellos viven en el mismo país. Creo que no es apto para una función tan importante como la presidencia de una República", indicó.
"Ser empresario no es exactamente igual que ser presidente. No es lo mismo ser jefe de Gobierno de una ciudad, por más grande que sea, que estar al frente de un país tan multicultural y multicolor como la Argentina. Y un club de fútbol, por más importante que sea, tampoco es la Repúbica Argentina. Él tiene condiciones para esas cosas, no para dirigir un país", aseguró luego.
Con respecto a la expresidenta, expresó: "Cristina Fernández sí tiene condiciones para dirigir un país, pero tiene un pedo en la cabeza terrorífico. La gestión sí la maneja mucho mejor, ahora, ¿qué gestiona? Pensábamos que los bolsos que le gustaban eran los Vuitton, pero parece que le gustaban, también, otro tipo de bolsos. Sí tiene, también, condiciones estratégicas. Es política, y eso es evidente".
El poder es uno de los temas que más ha tocado en sus escritos y en sus espectáculos. Por eso, otra de las preguntas apuntó a saber qué cree que genera el poder en las personas. "Algo debe tener. Cuando uno se siente poderoso, se siente más seguro. Hay muchas inseguridades que se te van cuando vos creés que tenés poder. Yo me pregunto siempre qué tiene el sillón de Rivadavia, porque el poder les da una vejez... Macri parece José de San Martín en Bulogne Sur Mer después de dos años de gobierno. A Cristina el bótox se le reventó por todos lados y ya es un búho. Néstor Kirchner murió y Carlos Menem es una marioneta. Ahora, si cualquiera de ellos, desde la tumba, desde el Congreso o desde donde sea, escucha 'Casa de Gobierno', grita '¡Voy!'. Se le ordenan todos los patitos y van. Hay algo en ese sillón. Como se sientan ahí, debe haber algún juguetito erótico... Todos se quieren quedar. Los juzgan, van presos, los arrastran por el fango, les dicen de todo, y sin embargo, quieren estar. El poder debe tener algo que yo no he podido captar, porque si a mí me dicen que tengo la posibilidad de tener poder, yo salgo corriendo", dijo.
Llegó entonces el momento en el que el actor debió referirse a otro de los temas más importantes de la semana: el debate por la legalización del aborto y su tratamiento en el Senado : "Desde luego que yo estaba a favor de la legalización. Yo soy progresista. Voy a cumplir 80 años en cualquier momento y podría decir 'No, yo estoy a favor de defender las dos vidas'. Yo la vida la defiendo y la he defendido siempre, pero realmente, creo que lo que pasó en el Senado fue lamentable, no porque no haya sido votada la ley, sino por algunos discursos que realmente son de terror".
"La Justicia está ciega, pero en la venda que tiene que tener para considerarnos a todos iguales, tiene algunos agujeritos. Es ciega cuando le conviene, cuando no, espía por los agujeritos. Y a veces parece que ha comido demasiado, porque la balanza se inclina para cualquier parte. Entonces, en vez de ser el ejemplo de la rectitud y de la imparcialidad, a veces se tiñe del 'cuánto me das'", expresó después, en relación a la Justicia. Luego, hizo hincapié en la figura del exjuez federal Norberto Oyarbide y su último show mediático y judicial . "Cuando veo lo que pasa con él, me viene miedo. En este país pasamos de decir 'a mí no me importa, que hagan lo que quieran' a ser los denunciantes número uno. Con una Justicia tan viciada de nulidad, a uno le da pánico", indicó.
Como ocurre con cada invitado, la última pregunta del cuestionario es "¿hacia dónde vamos?". Y Pinti se despachó con una respuesta fiel a su estilo: "Creo que siempre vamos hacia la tiniebla del futuro. Casi todos los políticos hacen la alegoría de la luz al final del túnel. Yo creo que hay una luz al final del túnel, pero es en realidad un tren que viene de frente. Tenemos que dejar de ver la luz ahí y trabajar en lo que pasa en el momento".
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