Ficciones e interrogantes
Pese a que todavía resta un buen trecho para llegar a la mitad de este año, ya puede decirse que uno de los vaticinios que muchos aventuraban como una de las tendencias firmes que configurarían la televisión de 2003 corre serio riesgo de quedar desmentido por los hechos: hoy, la realidad dice que la ficción no goza de tan buena salud como muchos imaginaban no hace mucho tiempo atrás.
Es muy posible que con el último capítulo de "Femenino-masculino", visto anteanoche por Canal 9, se haya cerrado el horizonte de expectativas máximas orientadas hacia una saludable renovación de esquemas, tramas argumentales, lenguajes y concepciones escénicas.
La comedia protagonizada por Gabriel Goity y Fernán Mirás, que a partir del humor absurdo se animó a explorar caminos poco transitados, pudo concluir con cierta lógica los 13 capítulos de su recorrido original, pero las imposiciones del ominipresente rating y un poco oportuno cambio de horario lo privaron de ser algo más que el primer experimento en una dirección merecedora de futuras indagaciones.
Aun en la escasez de una trama que prometía ir más allá de sus tres meses en el aire, "Femenino-masculino" pudo al menos clausurarse con alguna razonabilidad. En cambio, "Zafando" no tuvo la misma suerte y su paso por la pantalla de Telefé quedó inexplicablemente trunco, como si se tratara de una experiencia fugaz que puede caprichosamente desaparecer de un día para el otro en vez de ser considerado, más allá de sus tropiezos, como un intento que merece dignamente un comienzo y un final. Lo mismo puede esperarse de "Tres padres solteros", que ocupa todavía un lugar dentro de la programación del canal de San Cristóbal, aunque en forma languideciente y muy lejos del impulso que el canal le había otorgado en su muy cercano lanzamiento.
En la misma dirección habría que considerar a "Malandras", que arrancó como el proyecto más ambicioso de la nueva programación de Canal 9, y pese a ser el más logrado trabajo argumental de la carrera de los hermanos Borensztein, se convirtió en temprana víctima del fuego cruzado por el rating entre Canal 13 y Telefé. Al tener que optar entre lo tradicional y lo nuevo en materia de ficción, el público optó por la primera opción y "Malandras" ahora está a punto de dar un prematuro y frustrante adiós.
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Ese veredicto de la audiencia muestra que en estos momentos hay en pantalla algunos ciclos de ficción ("Son amores", "Costumbres argentinas", "Soy gitano", "Resistiré") que gozan de éxito y reconocimiento bien ganados por distintas razones. Pero se trata de producciones que funcionan como eficaces vueltas de tuerca dentro de esquemas con respaldo y fidelidad popular largamente probados como la telenovela y esa comedia costumbrista con algún toque dramático que ya es una marca registrada de la productora Pol-Ka.
Lo que en cambio parece desvanecerse es la creencia, planteada a comienzos del año, de que aires innovadores podrían sobrevolar los territorios de ficción y compartir ese espacio con producciones de aristas más consolidadas y menos dispuestas al riesgo.
Quienes imaginaban ese horizonte a comienzos del año hoy miran la realidad televisiva con mucho más escepticismo y con perspectivas que serían todavía más pesimistas si no apareciera, cada vez más cerca, la gratificante noticia de que "Los simuladores" están por regresar. Clásico y vanguardista a la vez, abrió el año pasado las puertas de una renovación que hasta ahora no pudo encontrar demasiada correspondencia por cuestiones que el tiempo se encargará de precisar. Por ahora, la inminente vuelta del programa creado y escrito por Damián Szifron nos sirve, por ahora, de consuelo.
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