Final de una era en la televisión
Por más que los principales protagonistas de la historia hayan querido dejar en claro que los puentes entre ellos no están definitivamente rotos y que del futuro podría esperarse algún acercamiento, los ecos del inesperado portazo que Marcelo Tinelli dio el miércoles último en las narices de Telefé (que pocas horas antes había anunciado su regreso con bombos y platillos) tardarán mucho en atenuarse.
La decisión tomada por el hombre más exitoso de la última década en la pantalla chica argentina no se limita a la mera interrupción de un ciclo que en 12 años alcanzó metas televisivas difícilmente equiparables en materia de audiencia, recursos de producción, repercusión social e influencia más allá del medio.
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Aunque tal vez el tiempo diga que no es definitiva, la ausencia concreta de "El show de VideoMatch", verificada a partir de esta semana, puede marcar, en términos simbólicos, el cierre de una etapa que comenzó en agosto de 1989, cuando al ponerse en marcha el proceso de privatización de medios que hasta allí estaban en manos oficiales quedaron sentadas las bases de la estructura televisiva que hoy conocemos.
Lo que por ahora está fuera del aire por voluntad de su poderoso creador y factótum es mucho más que un rotundo dolor de cabeza para las autoridades de Telefé. De la trayectoria de "El show de VideoMatch" asoman sobrados indicios para vislumbrar esta suerte de final de época (con visibles cambios y alguna continuidad) que coloca a la televisión argentina en el umbral de un muy probable proceso de cambio estructural.
El recorrido del programa es, al mismo tiempo, un paseo por buena parte de las claves que tuvo la matriz televisiva argentina durante el período de algo más de una década que se consolidó durante el menemismo, se mantuvo a lo largo de la fallida experiencia de la Alianza y parece darse por concluida en la actualidad.
- Allí, en 1995, Carlos Menem cerró la campaña electoral que le dio la reelección y llevó a su máximo esplendor la irresistible tentación de los protagonistas de la vida política de hacer cualquier cosa, aun el ridículo, con tal de aparecer un rato en TV. Y allí también, hace menos de un año, el juego del "Gran cuñado" simbolizó la degradada visión que crecía en la opinión pública respecto del comportamiento de esos mismos políticos.
- Bendecido generosamente con el rating, "El show de VideoMatch" fue la plataforma que le permitió a Tinelli alcanzar fama, fortuna y reconocimiento y, a la vez, consolidar una ambiciosa usina de producción que parecía hasta hace poco no tener techo en materia de proyectos e iniciativas, en algunos casos ciertamente valiosas; hoy, en estos tiempos devaluados, esa organización bautizada como Ideas del Sur debió cancelar la mayoría de sus planes y prescindir de buena parte de su personal, castigada por una crisis que golpea a la mayoría de las productoras independientes surgidas al influjo de aquella bonanza de comienzos de los 90.
- Al frente de un equipo inquieto, junto al que exploraba innovaciones año tras año, Tinelli alentó entre los suyos el aprovechamiento al máximo de la avanzada tecnológica que nutrió a la TV durante los años 90 y logró enriquecerla visualmente con espacios hasta allí desconocidos, como los de posproducción. Hoy afronta los riesgos de una TV disminuida, empobrecida y con riesgos de estancamiento técnico, un escenario que el animador y conductor paradójicamente vaticinó en clave humorística con "Todo x 2 pesos".
- "El show de VideoMatch" y algunos de sus sucedáneos televisivos fueron pioneros a la hora de promover una fórmula humorística de dudoso gusto caracterizada, sobre todo, por el festejo de la desgracia ajena. Lo hizo mediante programas ficticios con cámaras ocultas o excursiones por el mundo en las que una falsa conciencia de superioridad (la viveza criolla ) acicateaba la burla frente a personas incautas, desprevenidas y sorprendidas en su buena fe. Hoy, la crisis económica ahuyentó algunas de estas prácticas, pero al mismo tiempo alentó entusiastamente una generalizada tendencia a banalizar la realidad y a mirar la realidad socarronamente, males que la TV de hoy sufre como epidemia.
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El programa insignia de la escudería Tinelli nació casi por casualidad y a partir de una mezcla de felices intuiciones, azar, algunos toques de creatividad y oportunos cambios de timón llevó adelante un derrotero que concluyó en lo más alto de la consideración popular. Al punto que para la interpretación de varios ciclos de TV que se ocuparon del tema, la principal consecuencia del "no" de Tinelli es la ausencia de un oasis de distensión y alegría en tiempos tan difíciles como los que nos toca vivir.
Ajenos quizás a esa expectativa (que seguramente expresa en forma genuina a no pocos televidentes), los principales protagonistas de esta trama se mueven con la conciencia de que ya nada es igual que antes y que en el horizonte muy probablemente asoma una fase diferente a la anterior, que en la actualidad se va desenvolviendo entre continuidades y rupturas.
Basta observar la curiosa paradoja del enfrentamiento entre la figura más exitosa de Telefé y su ex productor estrella Claudio Villarruel, que como se dijo en estas páginas el jueves último guardaba a Tinelli como as en la manga para hacer frente al avance sostenido de Canal 13 y se encontró de golpe con una negativa que abre por primera vez un signo de interrogación respecto de su futuro al frente de la dirección de contenidos del canal.
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Todo esto se produce mientras Canal 13, por primera vez en más de una década y con el liderazgo de Adrián Suar (gran ganador de estos tiempos), amenaza seriamente el liderazgo de Telefé en las mediciones de audiencia; mientras algunas de las figuras clave de la última década televisiva (como Nicolás Repetto o Susana Giménez) prefieren postergar o demorar la vuelta, y mientras los programas políticos, que durante los últimos tiempos fueron vistos en la TV abierta casi como una especie en extinción, protagonizan una rentrée llena de expectativas y no exenta de algún escándalo.
Al patear el tablero, Marcelo Tinelli cerró un ciclo y abrió el juego para la profundización de una serie de movidas que habrá que seguir día tras día con mucha atención. Después del interregno que seguramente llegará hasta el fin del Mundial de Corea y Japón, quedará mucho más en claro que una nueva historia está empezando a escribirse en la Argentina en materia de televisión.
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