Opinión. Gran Hermano está de vuelta
Aunque las apariencias engañen, Gran Hermano está de vuelta. Quienes esperaban librarse este año de horas y horas de forzosa sobreexposición mediática a cargo de un grupo de ansiosos por la fama se verán francamente decepcionados.
Por más que nos digan que la casona de Martínez este año quedó vacía y que las cámaras ubicadas allí hasta en el baño se destinan hoy a otros menesteres, después de ver el regreso de ShowMatch y sus primeras repercusiones en la pantalla todo indica que tendremos otro año plagado de ojos indiscretos e intimidades ventiladas a toda hora.
Ya no hace falta un terminante encierro voluntario para enterarnos de cómo viven y qué hacen los conocidos y -un poco menos- los anónimos protagonistas del programa del que todos hablan, aun quienes no se muestren dispuestos a verlo.
¿Acaso hay diferencias de fondo entre la reclusión alentada por GH y ese otro tipo de virtual cárcel mediática a la que resultan sometidos casi a sol y a sombra quienes bailan por un sueño junto a Marcelo Tinelli por parte de quienes viven de sacarle el jugo a la televisión en un número insólitamente desproporcionado?
Hagamos la lista: al frente aparecen AM (Antes del mediodía) , Intrusos en el espectáculo , Los profesionales de siempre , Duro de domar , Lo mejor y lo peor , Bendita TV , RSM , Televisión registrada, Zapping, Top Ten en vivo y Ran 15 . Agreguemos el interés directo o circunstancial de otros envíos como Mañanas informales , Cámara testigo , La cornisa y Caiga quien caiga , más varias horas de cable y no pocos segmentos e "informes especiales" elaborados desde los canales de 24 horas dedicados a las noticias y a la actualidad. Todo esto sin contar a Este es el show y La previa , realizados por Ideas del Sur con la deliberada intención de amplificar todavía más la difusión de "Bailando por un sueño" desde el detrás de escena.
Son horas y horas diarias o semanales en las que detalles nimios e irrelevantes se convierten en asuntos de interés nacional. Lo saben de sobra los participantes de "Bailando...", que hablan y se muestran a toda hora desde sus casas, algún estudio de TV, teatro o lugar de moda dispuestos a consentir hasta el escándalo más artificioso con tal de acumular horas ante las cámaras y ganarse de a poco la simpatía del público, que en algún momento deberá elegir. ¿No es la misma historia que se escribía en GH ?
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¿Qué le queda al resto frente a semejante aplanadora que no se reduce a un solo canal y también gana espacios considerables en medios gráficos y radiofónicos? Perseverar en la confianza hacia las propias fuerzas, dejando de lado al rating como si se tratara del único título habilitante para la continuidad televisiva. Sería un pecado, por ejemplo, que Vidas robadas se dejara llevar por algún precipitado complejo de inferioridad -anteanoche defendió dignamente su lugar frente al debut de ShowMatch -, algo que sí parece ocurrir en Telefé en otro caso: el devaluado Aquí no hay quien viva , que abandonó a su suerte a una audiencia fiel desde que se ve en horarios exclusivos para insomnes.
En la lógica televisiva que hoy se impone parece difícil sustraerse al ojo abarcador del nuevo GH , pero el que sale a la cancha sólo a defenderse o con una actitud puramente cautelosa cargará irremediablemente con más derrotas que éxitos.
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