Grandes temas, con el vuelo bajo de la televisión
"Por venir", programa periodístico conducido por Rosario Lufrano. Idea y realización: Julio Moyano. Producción periodística: Guadalupe Henestrosa. Escenografía: Tete Mendoza. Iluminación: Alberto Caballero. Sonido: Gustavo Nieto. Producción ejecutiva: Mariela Tedeschi. Producción: Walter Morales. Dirección: Claudio Iribarren. Miércoles, a las 21, por Canal 7.
Nuestra opinión: regular.
La bandera argentina es el elemento omnipresente de "Por venir". Sus colores se utilizan tanto para la presentación como para la escenografía y el logo del programa. Por eso, el símbolo patrio, aparentemente usado para señalar que es el espíritu del ciclo estar dedicado exclusivamente al interés de la Nación, termina, por su uso excesivo, convirtiendo a "Por venir" en un programa, al menos, enarboladamente pretencioso.
De hecho, no es que la televisión carezca de programas periodísticos de loables objetivos ("El juego limpio", con Nelson Castro, es uno de ellos); la diferencia es que su razón de ser se halla en el trabajo periodístico en sí mismo y no en la declamación o la apelación a determinada configuración estética.
Filosofía y zapatos de goma
Mucho se critica de la política argentina de estos tiempos el exceso de palabras y la falta de acción. Algo de eso sucede, pero en el nivel periodístico, en este programa conducido por Rosario Lufrano. "Por venir" no es un resumen informativo, no presenta trabajos de investigación periodística, no elige un segmento de la actualidad para interpretarlo con todo tipo de datos y elementos.
"Por venir" es una mesa, una charla, un debate que pretende hacer un corte sincrónico de la realidad, por lo visto, desde las ciencias sociales. Y no es que sea mala la intención, pero cada intención debe ser desarrollada de acuerdo con los requerimientos de su propia naturaleza. Lo que sucede con "Por venir" es que, aunque concebido como un espacio de discusión de los grandes temas nacionales, sus debates no alcanzan el nivel esperable de semejante iniciativa. Y esto es lo único que tiene para ofrecer al espectador. Porque el abordaje de los problemas argentinos es tanto el motor del ciclo como su único recurso. Por lo tanto, de la calidad del debate depende la calidad de todo el programa.
Finalmente, si la aspiración de "Por venir", tal como parece, es la de ser un espacio en busca de un pensamiento filosófico argentino, debería tratar de encontrarlo con una agenda de invitados alternativa: menos mediáticos y más académicos, con discursos menos didácticos y argumentaciones más elaboradas. Porque si se quiere calar profundo, debe abandonarse el camino tentadoramente simplificador que siempre ofrece la TV.