Griselda Siciliani, sobre Morir de amor: "La salida de Sbaraglia fue en buenos términos"
Griselda Siciliani está expectante pero también, aunque no lo diga, aliviada. Ha recorrido un largo camino desde que Telefe le ofreció protagonizar una historia algo sórdida, diametralmente opuesta a sus últimos trabajos -Educando a Nina en televisión, Sugar en teatro-, bajo las órdenes de Anahí Berneri. Todo sabía a desafío: el debut en la pantalla chica de una directora con oficio en cine, un personaje con varias capas que se irían develando a medida que la historia avanzaba, y la posibilidad de compartir escenas con Leonardo Sbaraglia.
Pero todo se complicó cuando el actor se bajó del proyecto aduciendo "motivos personales", aunque dejando flotar en el aire algún tipo de conflicto de difícil resolución. La búsqueda de un reemplazo -el rol, finalmente, quedó en manos de Esteban Bigliardi, un hombre de cine y teatro- y la reescritura del guion dilataron el comienzo de las grabaciones. Los rumores no tardaron en llegar. Sin embargo, casi 6 meses después, Siciliani está ahí, sentada en un sillón del Cabaret, en el hotel Faena, expectante pero también aliviada, hablando de Morir de amor, la serie que estrena esta noche, a las 23.30, por la pantalla de Telefe.
"Estaba todo previsto para que arrancaran las grabaciones y surgió una necesidad", le explica Siciliani a LA NACION. "Todos sentimos que el programa tenía que tener un punto de vista femenino, que por un montón de condimentos que tiene estaba bueno que el peso de la historia lo llevara una mujer. Incluso a Leo, que es un tipo muy talentoso y perceptivo, le parecía eso. Por eso y por un montón de decisiones que había que tomar, sintió que Morir de amor no era para él".
Contrariamente a lo que se dijo en su momento, Siciliani quiere dejar en claro que la salida de Sbaraglia se produjo en muy buenos términos. "Muy relajado, él planteó que las cosas tenían que hacerse de otra manera. Se reescribió un montón, se cambió el punto de vista. Y al ver el programa terminado ahora me doy cuenta que sí, que era lo que había que hacer. Anahí, en ese sentido, como directora, estaba muy enfocada que sea así. Yo estaba un poco más expectante. Y con Leo quedamos en hacer cosas juntos más adelante", asegura.
Siciliani ha dejado atrás el rubio oxigenado que lució durante las grabaciones del programa y volvió a su castaño habitual. Helena, su heroína, requería ese look entre trash y agresivo, y ella accedió a dárselo. "Es un personaje muy crudo, muy políticamente incorrecto... Es una mujer que en los primeros capítulos casi no la podemos percibir porque es muy fría, muy hosca y se comporta como si nada la atravesara, nada la conmoviera, aún cuando recibe las peores noticias", cuenta con entusiasmo.
Esas "peores noticias" tienen que ver con una enfermedad terminal. Helena corre con tiempo de descuento, y todo parece una broma del destino: su trabajo consiste en aceptar o rechazar tratamientos para pacientes que están luchando con desesperación por vivir, tal como le sucede ahora a ella. "Ya ese disparador, para mí, como actriz, es muy interesante", asume. "La enfermedad y la muerte, esas situaciones que a cada uno de nosotros nos interpelan, son para Helena parte de la vida cotidiana. Trabaja con eso. Es una heroína, pero no alguien muy querible a priori; después, la iremos conociendo y viendo qué es lo que le está pasando por debajo".
-Componer un personaje así de complejo, ¿te generó un desgaste extra?
-Bastante... Terminaba muy angustiada. Otras veces ni siquiera registraba qué me pasaba y, cuando iba manejando a mi casa, me daba cuenta que había pasado 10 horas en un quirófano, haciendo a una mujer que sabe que va a morir pero tiene que hablar con su hijo como si nada pasara. Soy de meterme muy a fondo, de entregarme demasiado a un personaje. Es el modo en que lo sé hacer, aunque imagino que debe haber otras formas. Mi formación tiene que ver con el cuerpo, y toda mi historia artística tiene que ver con estar un poco al límite, apasionada.
Con la mirada al futuro
Justamente, en este 2018, Siciliani puso el cuerpo por una lucha en la que cree fervientemente: la legalización del aborto. Junto a colegas como Verónica Llinás, Dolores Fonzi, Julieta Díaz, Florencia Peña y Jazmín Stuart fundó Actrices Argentinas, uno de los colectivos más visibilizados en las redes sociales y en las calles durante las semanas previas a que la ley se aprobara en Diputados y fuera luego rechazada en el Senado.
"Fueron muchos colectivos que trabajaron para conseguir la legalización del aborto, lo que pasa es que las actrices tuvimos más visibilidad por nuestra profesión", señaló. "En mi caso personal, sentí que tenía un capital que es mi popularidad, por decirlo de alguna manera, y que tenía que ponerlo al servicio de algo que creo. Con mis compañeras, todas nos arriesgamos, tomamos la decisión de exponernos, sabiendo que si se caía un contrato o nos puteaban en la calle, no iba a importarnos porque realmente creemos que tenemos que dar este paso como sociedad. Por supuesto que me dolió mucho que no saliera la ley, pero también sé que tarde o temprano va a salir".
-Susana Giménez contó que vos la llamaste y la animaste a dar su apoyo público a la ley... ¿Cómo fue esa charla?
-Susana es una mujer muy abierta en un montón de cosas. Cuando ella me llamó para Sugar tuve el placer de conocerla un poco más, y yo sabía que ella, que es la reina de la televisión, nos podía ayudar en esta lucha. Y la verdad es que fue un amor, porque la llamé sin ánimos de presionarla… De alguna manera, le estaba pidiendo que se exponga, y es difícil. Pero ella enseguida me contó lo que ella pensaba sobre el tema, muy informalmente, y me dijo que iba a poner algo en Twitter. Así lo hizo. Es un amor Susana, yo la adoro.
-La ola de denuncias que dieron lugar al #NoEsNo, abrió paso al reclamo de un trato más igualitario en las situaciones laborales. ¿Ha cambiado, en algún punto, la forma de trabajar, de encarar una escena de sexo o de relacionarte con tus pares en la industria del entretenimiento?
-Yo creo que todo el movimiento feminista, que viene luchando hace tantos años, de a poco va generando pequeños cambios. Cambios graduales, por supuesto. Pero lo cierto es que cuando trabajás con un compañero que se comporta de modo profesional, los dos van a buscar encarar una escena de la mejor manera… No se trata de meter o no meter la lengua durante un beso, porque en la actuación se puede hacer cualquier cosa siempre que esté pautado. Yo estoy a favor de que pase lo que sea en un marco artístico.
-El problema es cuando hay una desigualdad de poder...
-Exacto, ahí la cosa se pone difícil porque estamos en un sistema machista, en un patriarcado… Yo me siento una privilegiada en ese sentido, porque muchas veces me toca estar en una situación de poder por sobre los hombres que me rodean, pero no es lo más común. Por eso también me siento interpelada y llamada a comprometerme, porque estoy en una situación de privilegio. Morir de amor tiene un equipo lleno de mujeres, de la directora para abajo, creo que hay más mujeres que hombres, y eso sigue siendo toda una rareza.
-Como madre de una niña, ¿tenés esperanzas de que a ella le toque vivir en un mundo más justo?
-Muchas. Margarita, mi hija, tiene 6 años y la veo, escucho sus razonamientos y me hace tener mucha esperanza. Es una chica con muchas convicciones. Y ser su madre me compromete en un segundo, porque entendés que es para ellas que hay que dar una lucha. Es para ella y para todas las que vienen, no para una.
-Pese a no tener un perfil mediático, el año pasado fuiste protagonista de un enfrentamiento por defender a tu ex, Adrián Suar. ¿Cómo ves ese conflicto a la distancia?
-Lo mediático me da un poco de impresión. Voy aprendiendo. Yo soy muy visceral y en su momento pasé una experiencia fea por defender algo que me pareció completamente natural y que sabía que era así. Voy aprendiendo a estar más tranquila, pero nunca hablé de mi vida, nunca hablé de intimidades, no he hecho tapas con mi hija ni con mi pareja ni nada. Soy muy abierta para responder, pero hay cosas que prefiero reservar para mi intimidad. Y mi trabajo es mi trabajo, y trato de hacerlo atractivo sin necesidad de mostrar mi vida privada. Hablar de mis cosas no me divierte nada.
En streaming, completa
Como ocurre con la segunda temporada de la serie Un gallo para Esculapio-que ya no tiene aire en Telefe y se ve únicamente por TNT- , los doce episodios de Morir de amor estarán disponibles en Flow a partir de mañana, un día después de su estreno en la pantalla tradicional.
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