Estreno: esta noche, por Telefé. Julián Weich y un nuevo comienzo
El conductor cuenta cómo será el ciclo Justo a tiempo, su debut en el horario central televisivo
Julián Weich tuvo cuatro hijos, escaló el Aconcagua, condujo programas ómnibus que recaudaron fortunas, cumplió el sueño y sorprendió a cientos de personas y, sin embargo, tiene objetivos más sencillos que no puede cumplir. Son las 4 de la tarde y todavía no ha probado bocado desde el desayuno. Con los ojos enrojecidos por los flashes y la sonrisa ya cansada, hace un alto en la rueda de presentación de su nuevo ciclo, Justo a tiempo, y se re fugia en su camarín. Ordena una ensalada mixta -sin cebolla y con huevo duro- y habla del nuevo giro de su carrera. Este showman nunca antes había conducido un ciclo en el competitivo prime time y hoy debuta como la opción de Telefé frente a Valientes , la exitosa ficción de Canal 13.
Desde hoy, a las 21.15, Weich será el responsable de un ciclo diario de entretenimientos. Luego de su participación en Por amor a vos , en Canal 13, la emisora que dirige Claudio Villarruel lo convocó para el que, en un inicio, iba a ser un programa vespertino. Weich se reunió con el equipo creativo y juntos comenzaron a delinear los juegos, y durante aquel proceso Justo a tiempo se convirtió en una opción nocturna, basada en tres pilares: primero, la ausencia de malas palabras; segundo, la falta de un cuerpo de bailarinas semidesnudas, y tercero, la creación de un envío sin material de archivo ni refritos de otros programas.
-A pesar de haber conducido muchos ciclos, como Sorpresa y 1/2 y Trato hecho, ésta es tu primera incursión en el prime time...
–No tomo conciencia de que estoy en una pantalla tan caliente, porque si lo hiciera, me daría más miedo. Sólo pido y estoy concentrado en que el programa salga bien. Es de lo único que puedo preocuparme. La competencia es algo que no depende de mí.
–Además, el rating de este programa en vivo se medirá minuto a minuto. ¿Te preocupa esta herramienta?
–Sólo para conocer la tendencia, para analizar el programa que se acaba de hacer y no para ir cambiando algo sobre la marcha del vivo. Aunque también sé que mandan los números. No pasa por ser simpático y buena persona. Hay que entretener, ésa es la consigna.
–¿Qué encontrás de positivo en un programa en vivo?
–A nivel personal, sabés cuándo empieza y termina, que a las 22.30, por ejemplo, te vas a tu casa. Eso no ocurre con los programas que se graban, en los que podés estar un día entero sin noción del tiempo.
Este espacio en la grilla lo ocupó hasta hace poco Marley con El muro infernal, un ciclo "más económico", pues había menos dinero en juego y que también seducía a un amplio público, sobre todo a los chicos.
–¿Sentís que ocupás el espacio que le pertenecía a Marley y que en un futuro será de Susana Giménez?
–No. Acá nadie compra un espacio. Ojalá haga un buen trabajo. Y si alguien quiere este lugar… se lo regalo [bromea]. Para eso hay un gerente de programación que decidirá el curso de este ciclo. Nadie es dueño de nada en la televisión, pero mientras tenga este espacio asignado, lo voy a cuidar.
El tiempo es oro
Los minutos y los segundos serán los protagonistas de este ciclo en el que los concursantes deberán sortear varios desafíos, siempre con el denominador común del tiempo. Todas las noches habrá un 0 km y 100.000 pesos en juego. Pero la gran novedad es el juego "Auto al spiedo": un participante se ubicará dentro del vehículo que gira sobre su eje y en aquella ajetreada circunferencia y entre el mareo deberá encontrar, entre cientos de pelotas, aquella que contenga la llave que le posibilitará ser dueño de un rodado similar.
–Estuviste al frente de muchos ciclos de entretenimientos, como Expedición Robinson o Fort Boyard... ¿Tenés inseguridades a la hora de conducir?
–Tengo mucha experiencia como conductor, porque la viví, porque ya hice muchos programas. La experiencia es como el conocimiento: recién te das cuenta que la tenés cuando respondés bien a una pregunta y en este caso advierto que la tengo cuando ejerzo la conducción.
–Y cada vez más te vas acercando a la producción, como ocurrió con Aconcagua 2008...
–Me gusta poner ideas, que las acepten, que las destrocen. En ese sentido, soy muy abierto porque así sale un mejor programa. Ya me conocen y saben qué espíritu tengo. Y siempre estoy pensando nuevas alternativas.
–¿Qué aprendiste con aquel docureality?
–Nada más y nada menos que un lenguaje completamente nuevo a mis 42 años. Había que sobrevivir, entretener y narrar.
Weich habla del timing, del ritmo y la tensión. Aunque no usa reloj, consulta la hora muchas veces durante el día.
–Y con respecto al tiempo, ¿sos puntual?
–Obsesivamente. Demasiado. Me molesta la gente que no lo es. No la entiendo.
–Entonces, ¿me prometés que vas a empezar siempre a las 21.15?
–Ojalá. Eso no depende de mí, pero si no le decimos a la gente que espere un ratito.
Un hombre didáctico
- Aunque no esté más al frente del ciclo Un sol para los chicos, Weich sigue dedicado a este público, que supo conquistar en El agujerito sin fin, aquel programa que conducía junto con Claudio Morgado, Pablo Marcovsky y una por entonces ascendente Nancy Duplaá. El próximo lunes, en la Feria del Libro, presentará el CD didáctico Aprendé las tablas con Julián (Ediba), que promueve, a través de las canciones, la enseñanza de las multiplicaciones básicas. Los 11 temas fueron producidos por Martín Bianchedi, un reconocido realizador de musicales y el responsable de crear las armonías para varias piezas teatrales (No seré feliz, pero tengo marido; La jaula de las locas; El loco de Asís) y las letras y partituras son responsabilidad de Mónica Tirabasso.
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