La telenovela en la era de la guerra de los sexos
"Solterita y a la orden" , telenovela colombiana producida por Telemundo. Idea y producción: Cristina Palacios. Libro: Jorge Hiller. Dirección: Rodolfo Hoyos. Con Susana Torres, Marcelo Cezán, Manuela González y Sebastián Sánchez. De lunes a viernes, a las 18, por América.
Nuestra opinión: bueno
"Solterita y a la orden" es una entretenida aunque despareja tira que pretende cerrar la creciente distancia estilística y narrativa que separa a las telenovelas tradicionales de aquellas otrora llamadas "de ruptura". Si bien sus personajes y sus conflictos intentan reflejar los cambios en las sociedades latinoamericanas y, especialmente, en el rol de la mujer, por momentos lo único que queda en claro es que, muchas veces, las cosas cambian un poco para, en realidad, no hacerlo en lo absoluto.
La tira sigue las desventuras de Eliza (Susana Torres), una joven que, luego de haber tenido un futuro venturoso como la chica más popular del colegio secundario, se encuentra sin trabajo, sin dinero y, lo que es aparentemente peor, sin prospectos sentimentales, aunque con flamante departamento propio.
Todo cambia para la heroína el día en que, viendo por TV el programa de entrevistas de una amiga, descubre a un empresario de Internet que acaba de vender su sitio a inversionistas por varios millones de dólares. Al verlo, Eliza se da cuenta de que ése es el tipo de hombre con el que debería salir de allí en más (sus millones, aparentemente, no son parte del atractivo). Lo que no sabe es que el magnate no es otro que el traga del colegio, Gabriel (Marcelo Cezán), enamorado de ella desde su más tierna infancia, al que, inexplicablemente, ella no reconoce y del que se enamora con sólo verlo responder con monosílabos a un inverosímil cuestionario periodístico.
Más allá de ese precario comienzo (y algunas situaciones dramáticas tan trilladas como incomprensibles debido a la gran cantidad de modismos locales utilizados por sus personajes secundarios), la telenovela rápidamente encuentra su paso en cuanto los caminos de la agrandada Eliza y el tímido Gabriel vuelven a cruzarse. Está en claro que ahora -así es el karma- será él quien rechace sus entusiastas avances y, convertido en el soltero más codiciado, le hará pasar las mil y una antes de aceptarla.
Esta inversión de roles -y algunos tibios intentos de incorporar el amor a la era de la tecnología a través de separadores alusivos y comentarios en pantalla- son algunas de las maneras en que el ciclo intenta aggiornar su propuesta para las nuevas generaciones. Aunque, claro, todas sus virtudes residen en su planteo más bien tradicional y prefeminista. Después de todo el título del ciclo es "Solterita y a la orden": exactamente lo contrario de "Solterita y sin apuro".
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