Un jueves extraordinario para la TV: dos despedidas con mucha audiencia. Noche de festejos y autohomenajes
Por Marcelo Stiletano
De la Redacción de LA NACION
"Quien cree en fracasos consigue fracasos. Tenemos una de las mejores televisiones del mundo. Mucha gente critica a la TV que le da de comer, y a ellos les digo que hay cosas mucho peores que la televisión. Peor es el resentimiento." En la madrugada de ayer, cuando otro año de ShowMatch ya era historia, Marcelo Tinelli se permitió el único desahogo ajeno al final de "Bailando por un sueño" después de llevar casi tres horas y media en vivo como sostén principal de un show de producción y realización impecables.
Eran las 2 de ayer, y la pantalla de Canal 13 mostraba a un Tinelli orgulloso, dispuesto una y otra vez a cuestionar a quienes cuestionaban desde dentro a nuestra TV, aunque sin especificarlos o nombrarlos más allá de una alusión genérica. El hombre más exitoso del medio cerraba así una noche larguísima y de ribetes extraordinarios que tuvo como restante protagonista y en el otro canal líder (Telefé) a otra figura poderosa y magnética, que también anteanoche concluía su temporada. Sólo Susana Giménez fue capaz de lograr que, en su caso, esa despedida funcionara como un gran autohomenaje (ver pág. 5), rodeado por otra producción de alto vuelo, que no halló obstáculo alguno en su extenso desarrollo. Para asegurar el resultado, Telefé decidió sobre la marcha el levantamiento nada menos que de Los exitosos Pells, un programa bendecido por el rating y por la crítica.
Buena parte del tributo a Susana y los momentos culminantes de la final de "Bailando por un sueño", que coronó a la pareja integrada por Carolina Ardohain (para todos, "Pampita") y Nicolás Armengol, parecieron, a primera vista, darle la razón a Tinelli. Hubo anteanoche, en ambos programas, rebosantes recursos de producción, figuras carismáticas, solidez formal y varias instancias de gran emoción y genuino entretenimiento.
Pero al mismo tiempo quedó al descubierto la otra cara de nuestra pantalla chica, esa de la que nadie podría sentirse ciertamente satisfecho: la que, por ejemplo, no tiene el más mínimo respeto por el cumplimiento de los horarios.
La decisión de Telefé de levantar sin razonable anticipación Los exitosos Pells es el ejemplo más cabal. Pero ShowMatch no le fue en zaga: empezó a las 22.40 y concluyó casi a las 2, un horario inadecuado para poner en marcha una emisión que tuvo una fuerte presencia de chicos en el estudio principal de Ideas del Sur. Muchos -profusamente seguidos por las cámaras- eran pacientes oncológicos del Hospital Garrahan, cuya fundación logrará fondos para refaccionar la sala de expresión gracias al triunfo de "Pampita" y de su "soñador".
Quienes resultaron perdedores, luego de un vuelco sorprendente en el tramo final, fueron la vedette y bailarina Laura Fidalgo y Miguel Brandán, cuya aspiración benéfica también estaba dirigida a la ayuda de enfermos oncológicos, en este caso de la Fundación del Hospital Angel H. Roffo. Expresiones de Fidalgo y del propio Tinelli dejaron entrever que, pese al traspié, la entidad contará con un ecógrafo digital y un mamógrafo.
Una vez más, la solidaridad y el espíritu benéfico de "Bailando por un sueño" reapareció en plenitud sólo al final, después de haber quedado durante buena parte del ciclo en segundo plano respecto de asuntos mucho más superficiales. Fidalgo y "Pampita" jugaron fuerte en ese sentido, antes de salir a la pista para competir en cuatro ritmos: disco, axé, reggaetón y samba ballroom. Variantes que en más de un caso se alejaron del glamour y la elegancia que podía esperarse de una final. Sobre todo el reggaetón, indigno de todo el entorno por sus características agresivas y machistas: en un momento, Brandán llegó a tomar del pelo a Fidalgo, y parte del jurado ponderó algo tan degradante para la mujer como perrear dentro de la coreografía. ¿Por qué no se pensó en valses o tangos, por ejemplo?
El respaldo del jurado (Carmen Barbieri, Moria Casán, Gerardo Sofovich y Jorge Lafauci) a Fidalgo-Brandán fue inéditamente unánime. Pero la ventaja de 4 a 0 en ese veredicto fue remontada por "Pampita", que primero supo recibir con entereza los resultados adversos y luego apeló emocionalmente al voto del público. Primero, al mostrarse astutamente como víctima de una pelea desigual contra bailarines profesionales ("Yo pensé que no sólo se premiaba el baile, sino también la evolución", dijo en un momento) y luego, apelando al hecho de que encabezaba el apoyo a un hospital infantil. El resto lo puso la eterna búsqueda del equilibrio y del afán de contentar a todos que siempre caracterizó al ciclo.
En un torneo con reglas muy laxas y variables, el voto masivo a través de mensajes de texto pagos (casi 1.200.000) puso las cosas 4 a 4: "Pampita" logró allí el 53,17%. El desempate se produjo con una nueva votación telefónica, en este caso mediante una línea gratuita (otros 100.000), y una diferencia mayor: la modelo llegó a 56,24%, mientras la incertidumbre se dilataba y el siempre hábil Tinelli decía que "como Los Chalchaleros, esta noche vamos a hacer 18 despedidas".
A fuerza de una acumulación de expectativas y de una muy sólida producción, "Bailando por un sueño" recuperó el esplendor perdido por la llegada de los Pells y por cierto desgaste propio. Desafíos que imponen de aquí en adelante imprescindibles ajustes.
28,3
puntos
- ShowMatch (tres horas y 20 minutos) fue anteayer lo más visto del día y logró el rating más alto del último mes
24,5
puntos
- Susana Giménez (tres horas) logró para su ciclo el rating más elevado en seis meses