Pampita Ardohain sigue haciendo llorar a sus invitados, ahora le tocó a María Fernanda Callejón
Pampita Ardohain sigue haciendo llorar a sus invitados. La música del comienzo ya anuncia bajón. Ella está divina, promocionando un auto, pero se escucha de fondo una canción bastante melancólica. Así es el nuevo programa del recién inaugurado canal Net TV, Pampita íntima: un mar de lágrimas.
La que lloró anoche fue María Fernanda Callejón cuando recordó una situación muy traumática de su infancia. En el set, ambientado como si fuera bien de noche, con dos sillones blancos y una tribuna de "testigos", la actriz apareció radiante, vestida de azul, igual que la conductora. Como el envío es grabado se nota que la charla entre ellas fue editada. Luego del saludo inicial, Pampita corta la formalidad y arranca con la primera pregunta sin ninguna previa. "Te casaste muy joven", le dice y Callejón comienza a contar su historia. Las preguntas van directo a los detalles emotivos. Si se tomaba el tren para viajar, quién la ayudó cuando llegó de Córdoba a Buenos Aires, si le alcanzaba la plata... Como preparando a la entrevistada para que explote en llanto. La conductora se muestra interesada en el relato. Sonríe, pero no hace chistes.
La charla sigue, Callejón recuerda su carrera, agradece a quienes la ayudaron, dice que trabajó "con todos" y defiende a Jorgel Porcel de las denuncias de acoso. "¡Se dijeron tantas cosas de Jorge y yo la pasé tan bien con él!" Pampita insiste un poco y entonces la vedette sugiere algo: "Sabía que había chicas que iban a su oficina". La charla se deriva hacia las llamadas "propuestas indecentes" y Callejón dice que en Chile le ofrecieron prostituirse. "¿Quién?", pregunta Pampita. "El Presidente de la Nación", responde la invitada, pero no aclara de qué mandatario habla. Después cuenta que fue acosada, pero no dice con qué famoso tuvo ese problema. "No necesito decir quién fue. Pasó y respeto muchísimo a la gente que lo rodea, que es su familia. Sé que hoy en los medios lo condenarían si yo lo cuento", explica. Y a pesar de que anima a las mujeres a contar situaciones de abuso, aclara que no quiere desempolvar malos momentos. Es ahí cuando su interlocutora le recuerda que, de chica, vivió una situación de ese estilo con un tío y que lo pudo contar "de grande". Inmediatamente, Callejón se quiebra y comienza a llorar. "Era un tío que no era de parte materna ni de parte paterna, por suerte. Mis tíos son todos divinos. Era un tío segundo, de esos lejanos que caen a tu casa de peludo de regalo... Ahí sí fue más violento. Eso sí fue duro. Se lo conté a Catalina Dlugi, en un contexto del Día del Niño, se suponía que íbamos a hablar de Derechas, la obra que yo estaba haciendo. Pero me hizo la pregunta y me dejó... yo no sé mentir. Jamás lo había contado. Sólo se lo había dicho a mi esposo cuando estábamos de novios".
Algo recuperada de las lágrimas, la vedette sigue: "Fue tremendo porque mi padre tenía un taller donde construía su propios micros de excursión, en el fondo de mi casa. Mi mamá, que era modista de alta costura, ya no podía trabajar en casa por un problema en las cervicales y otro tío mío le ofreció hacer venta directa. Era otra etapa de mi madre. Se le daba esa oportunidad de salir, tenía que ir a una reunión y nosotros le decíamos sí, dale hacelo. Y yo me quedaba viendo Andrea Celeste, tenía 9 o 10 años. Entonces él empezó a venir y me empezó a extorsionar con chicles, que eran mis favoritos, los de los tatuajes. No da para contarlo con pelos y señales porque es durísimo".
Pampita, visiblemente conmovida, le pregunta si se pudo defender. "Me quedé paralizada. (...). Pasó varias veces, pero con una ya le quebraste la psiquis a cualquier niño y no lo conté para proteger a mi mamá, porque sabía que ella nunca me iba a descuidar. Esto no pasó en un contexto familiar que vos decís bueno, mis hijos me importaban nada... No".
Callejón, a esta altura, ya está totalmente metida en el relato y el programa parece una sesión de terapia. Entonces, como una asociación libre, surge otro recuerdo: "Hace un tiempo yo hice un unipersonal contando la vida y obra de Alejandra Pizarnik, una poeta argentina, una libre pensadora que ha sido torturada por sus propios fantasmas de la vida y yo no sólo interpretaba su suicidio sino que interpretaba cuando ella narraba su infancia y hay una parte que no la podía sostener. Porque ella hablaba de su familia judía, padres muy intelectuales que la habían puesto a estudiar Filosofía y Letras con un profesor particular. Y estaba siendo abusada en su propia casa, dentro de un cuarto donde los padres no entraban para no molestar, para no interrumpir la clase. Me sentí tan identificada con eso porque a veces no tiene que ver con estar ni siquiera fuera de tu casa". Pampita acompaña el relato con un gesto de dolor en su cara, con su voz dulce, con sus preguntas. "¿Cuánto tiempo fue este tío a tu casa?", quiso saber. "Cuando sos chiquita no tenés la percepción del tiempo -respondió Callejón-. Habrá estado dos semanas, pero nunca lo pude contar. De hecho mi papá que tiene 82 años se debe estar enterando en este momento. De todos modos cuando yo conté, que hice esa especie de catarsis con Catalina, me llamaron y yo no quise hablar, no quise ir a los medios porque son muy crudos con esos temas, aunque uno lo cuente en primera persona. Pero enseguida hablé en el grupo de chat con las mujeres de mi familia, les dije que si escuchaban algo que me perdonaran, pero que nunca se lo había podido contar a mi mamá. Me contuvieron. Mi papá está grande, está un poco sordo y me ve en la tele pero no sabe de lo que estoy hablando. Les dije que tuvieran cuidado si él estaba mirando. Es lo más doloroso porque tuve una infancia hermosa, pero es una situación que no se puede remar con nada. Me daba vergüenza y creo que intuía que mi papá lo iba a matar, percibía eso, que iba a haber una desgracia si lo contaba. Nunca más lo volví a ver. Era un señor muy grande y ojalá que esté bien muerto".
Callejón sigue y Pampita le habla de su hija, quiere saber cómo la va a proteger. Hablan de las familias, de los viejos tiempos. "No teníamos herramientas", coinciden. Y Callejón agrega: "Nunca estuve tentada de contarlo. Así chiquita como era, me dije esto me lo llevo a la tumba, pero, bueno, una periodista me dijo después de que lo conté, que era un regalo del Día del Niño que yo me había hecho porque fui una niña que no pudo gritar. Y sí, son regalos de la vida que tardan en llegar y yo sé de eso. A mí las cosas a veces me llegan tarde, pero me llegan. Siempre hay una revancha en la vida. No sé si para volver el tiempo atrás, pero sí para sanar".
Al final, llega el momento más emotivo. Luego de hablar de la maternidad y de hijos, entrevistadora y entrevistada se abrazan y lloran. Pero como todavía quedan diez minutos de programa, la charla sigue y terminan hablando de la trombofilia, el diagnóstico que le impedía a Callejón quedar embarazada. "Dame un respiro", pide la invitada. Y dan paso a una biografía audiovisual y a las preguntas de la tribuna.
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