Quién quiere ser millonario: vino de Inglaterra y brinda talleres gratuitos de nutrición a chicos de barrios carenciados

Alicia Amende nació en Inglaterra. Viajó por primera vez a Latinoamérica en 2012, vivió un año en México y después se instaló en Argentina, "no conocía este país pero me encantó".

En diciembre de 2013 comenzó a trabajar como voluntaria en La Matanza, su preocupación por la buena alimentación de los chicos la llevó a direccionar sus estudios universitarios de Marketing y Administración al servicio de un sueño. Así nació la Fundación Delicias de Alicia, un espacio que brinda asesoramiento gratuito para chicos y comunidades de pocos recursos para que conozcan cómo alimentarse de manera saludable, combinando los alimentos que tienen a su alcance: "Damos talleres de cocina y nutrición gratuitos a niños. Financiamos todo con un restaurant a puertas cerradas, además también hacemos servicios de catering vegetariano".

Desde el inicio del juego en Quién quiere ser millonario, Alicia aclaró que cualquiera fuera el premio que se llevara del programa lo destinaría a desarrollar aún más su iniciativa solidaria: "Hasta ahora pudimos hacer talleres en siete barrios distintos, y en diferentes comedores. Ahora estamos por hacerlos en un hogar de niños, donde también van a participar las familias. Me parece importante porque una buena alimentación sirve para sentirse bien, para poder trabajar mejor. Todo viene desde la panza".

En perfecto español, pero con algo de acento de su tierra natal, la participante le explicó a Santiago del Moro que cada vez más gente se suma a Delicias de Alicia, y vienen desde distintas partes del mundo: "Tenemos muchos voluntarios argentinos, pero también hay colombianos, y chicas de Inglaterra que vinieron para ayudar".

Lamentablemente, en la pregunta de los 100 mil pesos, su comodín le jugó una mala pasada cuando le dijo que el nombre del Papa Pablo VI era Albino Luciani, cuando en realidad era Giovanni Battista Montini (Luciani fue Juan Pablo I). De esta manera su pozo se redujo a 30 mil pesos. Alicia se fue con la misma radiante sonrisa con la que llegó, sabiendo que su emprendimiento solidario, de una manera u otra, va a seguir creciendo.