Recetas con mucha química
Cocineros argentinos de Canal 7 logra combinar buen humor con ricas recetas
El cielo despejado y los 35° de las 11.15 anticipan otra calurosa jornada de trabajo para el grupo de 30 personas que se mueven atareadas alrededor de una carpa blanca instalada entre gigantes antenas de transmisión. A lo lejos, asoma el imponente edificio de la Facultad de Derecho; en el otro costado, el tráfico de Figueroa Alcorta parece armado por autos de juguete. En un carro con brasas, humean morrones, zanahorias y choclos. La voz que comanda el movimiento de esta comunidad anuncia que están próximos al aire y, en cuestión de segundos, todos se colocan en sus puestos. "¡Buenos días! ¡Llegó la alegría a esta gran carpa!". Rodeado de banderines multicolores, Guillermo Calabrese da la bienvenida a otra emisión diaria de Cocineros a rgentinos, en vivo, desde la terraza de Canal 7.
Todos los días, Calabrese y su equipo de cocineros integrado por Juan (Bracelli), Juanito (Ferrara), Ximena (Sáenz) y Anita (Páez) enseñan a preparar platos ricos y económicos, comparten sus trucos de cocina y recorren el país dando a conocer recetas regionales. A la temperatura ambiente se le suma el calor de cuatro faroles que rellenan las sombras que producen los rayos verticales del sol. Una vez presentado el menú, y luego de un tirón de 40 minutos de vivo en el que ponen manos a la obra, dan pase al primer corte comercial. Conductores y camarógrafos huyen a resguardarse en un recoveco de sombra, mientras se pasan vasos con agua. Cuatro ayudantes de cocina van y vienen atareados, mientras que dos encargados de arte se ocupan de la combinación de los colores de los alimentos. Para esta emisión, Calabrese prepara un salmón blanco con salsa verde; Juan, un festival de verduras a la parrilla; Juanito, torta de chocolate y remolacha, y Ximena, una ensalada multicolor para chicos.
La temperatura aumenta a medida que avanza la elaboración. De pronto, algo hace olvidar el sofocante calor: sube a la terraza para participar del programa la joven recientemente coronada Reina Nacional de la Vendimia. De gala, con corona y cetro en mano, se roba la atención de los técnicos que la observan callados. Los respectivos comentarios se hacen más tarde.
Con una rigurosa supervisión de Calabrese y con el dinamismo que aporta cada uno de los cocineros, los platos toman forma para coronarse en una mesa final donde brindan con una cerveza fría, mientras se despiden. Los técnicos se acercan a la mesa a picotear y conversar. Los conductores los saludan y se preparan para dialogar con La Nacion sobre este programa que en el arranque de su tercera temporada lleva un promedio acumulado del mes de 1,9 puntos de rating en la TV pública y cuenta con más de 51.000 seguidores en Facebook.
La buena química entre ellos sigue en el ambiente. Calabrese se pasea con un carrito vacío y juega a la azafata mientras ofrece: "¿Carne o pescado?". Todos ríen.
Cocina para todos
"Los conductores no venían del palo de la tele, salvo Guillermo, que tenía la escuela del Gato Dumas; todos eran cocineros que se fueron adaptando y luego de estos años de experiencia lo manejan a piacere ", explica el productor ejecutivo del programa, Juan Pablo Abait.
Durante la charla, éste explica el objetivo de las principales secciones del programa, como "Recetas regionales" y "Es lo que hay", con las que se busca descubrir platos de distintos puntos del país que se elaboran con ingredientes accesibles, y cómo aprovechar lo que se tiene en la heladera. La producción arma la temática del día, que puede ser comida para celíacos o cocina con un ingrediente estrella, y luego los conductores traen su propia receta.
"La idea es exponer todas las trampitas para que la gente lo pueda hacer en su casa", cuenta Calabrese que se incorporó en 2010 a Cocineros tras la salida de Martiniano Molina. "Cuando entré, el equipo ya estaba armado y me adapté bastante rápido." A lo que Juanito retruca: "Somos nosotros los que no nos podemos adaptar a él." Carcajadas.
"Lo que la gente percibe es que hay buena onda entre nosotros", agrega Juan. Calabrese responde pícaro: "Es que lo actuamos muy bien". Luego, más serio, cuenta que se sienten más sueltos frente a cámara. "Tenés al soberbio de blanco que se hace el importante cocinando cosas extrañas, y la gente nunca lo alcanza a hacer porque es casi una teoría de ingeniería", agrega. "Buscamos el discurso llano para todo el mundo; yo le hablo a mi vieja, a mi mujer y a mi hermana."
"Después de tantas emisiones, pudimos colocar la cocina como ritual, y lo logramos con cada uno de los platos", explica Juanito. "Y cuando no, venís vos", agrega riendo Juan, con el que se conoce desde hace 20 años.
Ximena se ríe, divertida con los comentarios. "Es una experiencia de mucho aprendizaje, no sólo a nivel gastronómico; viajamos, entramos en las casas. No es sólo el locro la gastronomía argentina; hay un montón de cosas que no están en un libro y ese mundo está explotando en este programa."
Coinciden con Juan mientras lo escuchan atentamente: "Me siento útil; palabra simple pero contundente; me gusta estar en este lugar y difundir esta tarea, me hace bien; esa palabra lo explica todo".
Aplauso general y todos disparan a sus casas para descansar y planificar una nueva receta para ser cocinada desde las alturas, por lo menos hasta el 15 de marzo, fecha en que regresarán a las clásicas emisiones desde los estudios en planta baja.
El populoso set donde se graba Cocineros argentinos y también se come
Guillermo Calabrese, Juan Bracelli y Juan Ferrara comparten el plato del día en cámara
Ximena Sáenz prepara la comida que le toca mientras Calabrese se retoca el maquillaje
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