Secretos del éxito musical del domingo
¿Cuál es el secreto de "Operación triunfo"? ¿Por qué dos millones de espectadores eligen escuchar a un puñado de aficionados? Y aún más: ¿por qué, siendo similares, "Operación triunfo" supera a "Escalera a la fama"?
En principio, habrá que discriminar dos aspectos del formato: ambos ciclos tienen una edición diaria, que refleja el entrenamiento musical, y un show semanal donde los participantes salen a "mostrar lo que tienen". ¿Le interesa al público el proceso de aprendizaje? No demasiado. En ninguno de los dos casos. El show es lo que hace la diferencia. Allí se vislumbran las razones del suceso: "La gala", de "Operación triunfo", es pura espectacularidad, impacto, fuerza y deslumbramiento visual.
Una noche de gala
Nada mejor para comprender un fenómeno que sumergirse en él. Por eso, LA NACION asistió el domingo último a "La gala" y fue testigo de que, en verdad, la acción empieza con las luces del show.
19.40: por las ventanas de la casa de la Academia, instalada en los estudios Ronda, se ve -sin que ellos lo sepan- la intimidad pre-Gala de los chicos. ¿Qué hacen? Comen, charlan y escuchan las directivas para el show de esta noche.
20.10: los chicos que no comen están en los dormitorios revolviendo -como si fuera posible hacerlo aún más- sus pertenencias. Un productor explica: "Ellos buscan su remera de la suerte, el pañuelo que es cábala, el collar preferido, etc. Por eso, los días de "La gala" el dormitorio es un despiole".
20.15: los chicos se dirigen todos hacia la salida. Atraviesan la Academia y salen por una gran puerta. Quedan en un pasillo sin luz revestido de negro. Allí esperarán, como en el limbo, el instante de su entrada en "La gala". En tanto, escuchan el fervor de gritos, matracas y silbatos de 700 personas.
20.17: los bailarines hacen precalentamiento sobre la pasarela del estudio. El público pide por sus favoritos: ¡Lucianooo! ¡Emanueeel!"
20.19: el jurado, presidido por Pablo Ramírez, toma su lugar en el estudio para observar el show mientras Marley ingresa y se prepara para conducir. Más fervor popular.
20.40: la agitación del público aumenta: la música comienza su tarea, suena "Canta, siempre canta...", y los bailarines se lanzan a bailar. Las luces se encienden, el furor estalla: ¡estamos en el aire!
20.41: "Bienvenidos a "Operación triunfo..."", grita Marley, y una copiosa lluvia plateada antecede la aparición de los chicos mientras Marley los va nombrando: Emanuel, Luciano, María, Claudio, Martín, Fernando, Pablo, Juliana, Andrea y Guadalupe.
20.43: el show ha comenzado. Los participantes interpretan sus canciones. Sorpresivamente, Guadalupe brinda una magnífica versión de "Yesterday" y revela que, además de la tecnología, el talento es otro secreto del éxito del programa.
Fuera del estudio
El movimiento que genera "Operación triunfo" excede los límites físicos de "La gala". En el bar, LA NACION se encuentra con Natalia, la ex participante salteña. "Hoy, los que ya no participamos -cuenta- vamos a cantar "Color esperanza"."
Otros expulsados también pululan por los pasillos. El refugio es la sala de sonido. Por allí pasan todos, incluso Marcela Paoli y Rodolfo Valls, que vienen de interpretar un popurrí del musical "Chicago".
"Brillaste. Quedás en la Academia", bromean los técnicos. Paoli y Valls retoman sus lugares junto a los profesores, que desde una sala de la Academia siguen el show. Más adelante deberán decidir a cuál de los cuatro nominados por el jurado rescatarán esta noche.
De nuevo en concierto
Son las once de la noche y todos han cantado, incluso los nominados Martín y Fernando. Hay tensión en el estudio. Los chicos se toman las manos como en una plegaria, ¿por cuál rezarán? El público hace silencio. Sobre en mano, Marley anuncia: "Ustedes lo decidieron desde sus casas. Quien se queda en la Academia es... ¡Fernando!" Martín, el perdedor, se despedirá luego entre lágrimas.
Arriba el ánimo. Una buena noticia: se sabrá quién es el "favorito" del público (el jurado no puede nominarlo). Otro sobre anuncia que el favorito de la noche es... Pablo.
Se viene lo peor. En minutos más habrá cuatro nominados. Dos se salvarán: uno por el voto de los profesores y otro por el de sus compañeros.
23.20: quiere el vicio que esta cronista salga para fumar. Afuera se cruza con el presidente del jurado, que arroja: "Tenemos una duda".
23.30: el jurado ya está en el estudio, pero la discusión continúa. En el aire, solicitan a Marley "un par de minutos" extras. Marley asiente creyendo que son "minutos de TV". A los quince segundos, Marley anuncia al jurado y mira hacia ellos sólo para verlos... ¡salir del estudio!
23.31: "Vamos a una pausa cortita, entonces", dice Marley perplejo.
23.33: durante el corte, el jurado regresa. Risueño, Marley los interroga, con gestos: ¿adónde fueron?
23.34: ¡volvemos al aire! Otra vez los chicos se toman de la mano. El jurado los convoca uno por uno y los castiga o los premia: "Estás nominado", "seguís en la Academia".
23.42: los nominados son: María, Juliana, Fernando -que se había salvado esa noche- y Emanuel.
23.50: desde la Academia, Paoli llora. La emoción es fuerte, pero la decisión ya está: salvan a Emanuel.
23.51: en estudio, los no nominados sostienen unas pizarras. Allí escribirán su voto de salvación.
23.51: Marley está a punto de desfallecer por la tensión.
23.52: las pizarras muestran su verdad: por voto de la mayoría Juliana se queda en la Academia.
Marley recapitula: Fernando y María han quedado nominados.
Lo mejor y lo peor ha pasado. El furor y el desencanto. Las luces se apagan. Es medianoche.
Mañana, todo volverá a comenzar.
Con impacto técnico
32 faroles móviles programados electrónicamente para cada tema. No sólo se mueven sino que también cambian de color.
200 kw de potencia disponibles en equipos de iluminación en la parrilla de luces.
4 metros de diámetro tiene la pastilla móvil o motorizada armada en la Argentina, según el modelo de "Operación triunfo" de España.
20 metros de largo mide la pasarela por la que se desliza la pastilla móvil que se desplaza desde el escenario donde están Marley y los jurados, hasta el escenario donde se monta el show.
12 metros de ancho por 4 metros de alto son las dimensiones de la pantalla gigante ubicada por detrás de las celdas de la escenografía. Allí se despliegan fondos animados y gráficos.
14 metros de ancho de boca tiene el escenario.
700 personas es la capacidad de las tribunas.
20 bafles de diferentes tipos (de 1200 watts para abajo) crean una calidad de sonido similar al del teatro Gran Rex, por ejemplo.
El fin de semana y otros ciclos que hicieron historia
"Badía y compañía": fue el suceso de los fines de semana de la década del 80. Había de todo en este programa ómnibus conducido por Juan Alberto Badía: músicos, intelectuales, bailarines, actores, humoristas, etc. Y siempre en la última media hora se ofrecía un minirrecital de tono intimista.
"La movida": ícono de la fiesta dominguera de los 90, el ciclo de Juan Alberto Mateyko fue pionero en incorporar a cantantes melódicos latinos que hoy son furor (Luis Miguel, Ricky Martín, etc.), en un ambiente de festival popular siempre al aire libre.
"La gala", de "Operación Triunfo": es el éxito de los tiempos que corren. Conjuga tecnología e impacto visual tal como lo hacen hoy día todos los músicos profesionales en sus shows en vivo: las luces, el sonido y la escenografía son protagonistas irreemplazables.
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