Televisión. Sin rasgos de estilo que lo identifiquen

10 de enero de 2013

LA NACION

DALE! LA TARDE. Conducción: Mariano Iúdica y Florencia Peña / Producción general: Federico Hoppe y Pablo Prada / Columnistas: Alessandra Rampolla (sexología), Rodrigo Lussich (espectáculos), Tamara Pettinato (actualidad), Sebastián "Coco" Agost Carreño (cocina), Daniela Furst (psicología), Matilda Blanco (moda) / Producción ejecutiva: Gabriel Fernández y Alejo Schapachnik / Emisión: de lunes a viernes, a las 1430, por El Trece.

El estilo particular de un magazine no proviene de su estructura. En todos ellos hay columnistas que se dedican a disciplinas específicas en las que no puede faltar la actualidad, los servicios para la mujer y la familia, novedades del espectáculo y en algunos, los deportes. Por otro lado, un móvil o dos, si es en temporada de verano cubriendo lo que pasa en la costa atlántica y en Carlos Paz. También algunos recursos que puedan dar pie al desarrollo del humor, secciones fijas con un mayor o menor grado de originalidad en su concepción y un par de entrevistas por emisión. Lo que puede marcar una diferencia con el resto es la marca de estilo que le impriman sus conductores al programa.

En el caso de Dale! la tarde, están presentes todos los ingredientes para que la propuesta deje una marca particular, que se muestre como algo diferente a lo que se acostumbra a ver en el género. Incluida la potencialidad de sus conductores de desplegar el tono característico de cada uno de ellos e imprimirle originalidad al programa. Nadie duda que Florencia Peña y Mariano Iúdica poseen condiciones para hacerlo. Sin embargo, en los primeros envíos del ciclo no lo demostraron. Su presencia pareció limitarse a desplazarse por el estudio viendo cómo se cumplía lo que la producción iba poniendo en marcha, con algunas intervenciones que no aportaron nada sustancial.

El trabajo de los columnistas fue lo que brindó interés en las dos primeras entregas. Aunque ,sin la presencia de alguien que ejerza la función de cohesionar la participación de cada uno de ellos, el programa en general pierde fuerza.

Otro ingrediente que funciona son los móviles, que les aportan adrenalina a las emisiones. El interés que intrínsecamente tienen los invitados que visitan el estudio se vio decepcionado, ya que no se les sacó el jugo que pueden dar por realizar entrevistas demasiado pautadas y con muy poca espontaneidad.

Seguramente con el correr de las emisiones, Iúdica y Peña irán despertando y saldrá a relucir el tono característico de cada uno de ellos, para darle una identidad particular a esta propuesta que, así como está, no promete ser más que un fugaz romance de verano, fácil de olvidar. Algo que sería un desperdicio.