Top Five: grandes momentos musicales de televisión
Repasamos inolvidables clips cantados que nos dio la pantalla chica
Con la excusa del inminente crossover musical entre Flash y Supergirl, sumado al breve apogeo que está teniendo ese género gracias al éxito de La la land, repasamos cinco grandes momentos musicales que pudieron disfrutarse en distintas series televisivas.
Buffy la cazavampiros: el musical como diván
Joss Whedon, creador de la mítica cazavampiros, es un gran degustador del cine clásico hollywoodense, y muchos amores (desde el respeto y desde la reversión) de ese período supo trasladarlos a varias de sus creaciones televisivas. Desde el western Hawksiano en Firefly hasta el amor por el terror con Buffy, en la séptima temporada de esa serie Whedon se atrevió a realizar un episodio que tendría varios números musicales. El capítulo, titulado Once More, with Feeling, es un evidente homenaje a los musicales clásicos, a los que el director les agrega varias capas de drama adolescente, demonios y sonoras piezas que van desde la balada hasta el rock melódico. Pero Joss, un conocedor del género, utilizó cada una de las canciones originales (que él mismo compuso) como vehículo para que los personajes expresaran sus sentimientos y cuáles eran los miedos y fantasías que no se animaban a expresar. Es así como las piezas musicales, lejos de ser un capricho, se convirtieron en las expresiones más íntimas de los personajes que las cantaron. Fue un recurso inteligente y otra prueba de las ilimitadas posibilidades que permitía un universo tan rico como lo fue el de Buffy.
Glee: cantar como vocación
Cuando Glee llegó a la televisión a mediados del 2009, fue un verdadero cimbronazo. Este musical protagonizado por un dispar grupo de adolescentes cuyo único sueño era el de cantar, tenía una historia tan trillada como atractiva (nerds y populares mezclándose en un mismo grupo), y la excusa de las canciones a capella permitía explorar una infinita lista de clásicos. Desde viejas glorias de los setenta, hasta inolvidables hits ochentosos e himnos pop de los noventa, la serie producida por Ryan Murphy exploró todos los géneros sin desatender los conflictos del grupo protagónico. Los desconocidos Cory Monteith y Lea Michele se convirtieron en íconos de su generación, y la serie logró dos excelentes temporadas, cuyo nivel lamentablemente se diluyó con los años posteriores. Pero a pesar de eso, la importancia de Glee tuvo que ver con modernizar la lógica del musical, para hacerlo nuevamente atractivo para una generación de televidentes que no sabían ni quién era Gene Kelly. Glee era una serie cursi, pero que no se avergonzaba de eso y hasta lo convertía en su estandarte. Por ese motivo, y de los mil momentos musicales que tuvo la ficción, seguramente el de My Life Would Suck Without You haya sido de los más cursis, pero también de los más plenos.
How I Met Your Mother: el musical como declaración de principios (según Barney)
Contar con Neil Patrick Harris en cualquier elenco es tener el ancho de espadas. Este actor, mago, comediante y bailarín es una de las grandes estrellas de la televisión actual, y cuando se construye una escena con el solo deseo de sacarle el máximo provecho a este artista, Neil no defrauda en absoluto. En How I Met Your Mother, Harris compuso a Barney, un mujeriego empedernido capaz de elucubrar mil estrategias de conquista, y también dueño de una increíble obsesión por vestir de traje. Ese personaje, que con el correr de los episodios se convirtió en el principal atractivo de la serie, era protagonista de situaciones que podían ir de la emoción hasta el humor más absurdo, y por ese motivo fue que en el episodio número 100, él se convirtió en el centro de un clip musical en el que pudo hacer gala de toda su destreza para el baile. Otro gran momento musical televisivo que los fans de How I Met... jamás olvidarán.
Seinfeld: las canciones como despedida
Cierto, puede que sea hacer trampa y hasta puede que resulte algo arbitrario, pero lo dos momentos musicales del último episodio de Seinfeld, si bien no tuvieron bailes ni canciones originales, sí supieron compactar e ilustrar musicalmente lo mejor de la que fue, valga la redundancia, la mejor sitcom de todos los tiempos. Para culminar un camino de nueve años, el equipo eligió dos piezas de gran significado. Primero, hubo un clip con la popular melodía de Superman compuesta por John Williams, guiño más que evidente al amor incondicional que Jerry siente por el personaje de Kryptón. Ese fue un pequeño compilado que repasó varios hits dentro del programa, haciendo una cuidada edición en la que sin bailar, todos los personajes parecían moverse al ritmo de la música. El segundo clip, mucho más sentido y con un innegable halo de melancolía, muestra el detrás de cámara y lo que para todo ese equipo significó el formar parte de Seinfeld. Acompañada por Time Of Your Life de Green Day, el segmento es probablemente el único momento emotivo de toda la serie, y si bien esa ficción jamás buscó emocionar a su público, cuando lo hizo, lo hizo de verdad.
Mad Men: el musical como fresco de una época
Una escena curiosa, inesperada pero indudablemente tierna fue la carta de despedida de un personaje atípico dentro de una serie atípica, y para el áspero registro de una ficción inundada de personajes con serios problemas emocionales, este breve musical fue una bocanada de aire fresco. Pero ese clip no fue un accidente, porque Mad Men, en sus siete temporadas, tuvo momentos musicales perfectos. Desde la inolvidable interpretación de Jesica Paré de Zou Bisou Bisou, hasta la llegada de Don Draper a Los Ángeles musicalizada con I´m a Man, de The Spencer Davis Group, cada canción que sonó en la serie fue elegida con total cuidado y buscando retratar a través de la música, los muchos cambios estéticos que marcaron a la década del sesenta. Pero el musical protagonizado por el personaje de Bertram Cooper (Robert Morse) fue por lejos la gran secuencia musical que tuvo esta inolvidable ficción.
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