Toquinho: un cierre a todo vapor
El músico despidió el ciclo dedicado a la bossa nova
Espectáculo musical a cargo de Toquinho (guitarra y canto) y el Quarteto Em Cy, acompañados por Silvia Goes, piano; Ivâni Sabino, bajo, y Pedro Paulo D´Elía, batería. Ciclo 50 años de bossa nova. Teatro Gran Rex.
Nuestra opinión: bueno
Cierre clamoroso para el ciclo dedicado a la bossa nova. No podía ser de otro modo porque quien estaba en escena era Toquinho, favorito del público local al que suelen brindársele estas calurosas bienvenidas. Y porque además, al hacer hincapié en el costado jazzístico de la bossa nova y sostener a lo largo del programa el mismo ímpetu rítmico que desde el principio expuso su trío acompañante, el espectáculo inyectó en la platea un nervio y un brío arrolladores. Se comprende que al final, el festejo colectivo tradujera la alegría del reencuentro con un artista querido y con un repertorio que se guarda en el corazón y, al mismo tiempo, cierto estado de sobreexcitación parecido al que se registra en los festivales rockeros.
El piano de Silvia Goes, con la vehemencia de sus ataques y el vértigo de su digitación, más el empuje de la batería y el firme sostén del bajo anticiparon el clima en el comienzo, cuando todavía el sonido acusaba algún desajuste y aún no habían aparecido en escena los protagonistas de la noche. No eran las mejores condiciones (ni el ámbito más apropiado) para apreciar las armonías vocales del Quarteto Em Cy, pero a las intérpretes, que ganaron fama al lado de Vinicius en los años gloriosos de la bossa y fueron parte de aquellos legendarios shows cariocas que unieron al poetinha con Dorival Caymmi, les sobra autoridad y profesionalismo para sortear cualquier escollo. Así, pudieron lucirse en "Wave" y en "Vatapá", antes de que un estruendoso aplauso saludara la entrada en escena de Toquinho, precedido por el reconocible sonido de su guitarra.
"Tarde em Itapoã" bastó para desatar el delirio. Después, como suele hacer, el admirable guitarrista intercaló anécdotas, comentarios, bromas, evocaciones de Vinicius y de Jobim (especialmente de aquel show que compartió con ellos y con Miúcha en el Canecão). Y también de sus maestros Paulinho Nogueira, que lo animó a atreverse con Bach (un momento muy festejado del programa), o Baden Powell, de quien propuso una versión acelerada de "Berimbau".
Por supuesto, hubo un generoso espacio para que el solista, el cuarteto y los acompañantes abordaran las melodías de Jobim y de Caymmi, no todas demasiado aptas para tanto desborde de vitalidad, y algunos clásicos, como "Tristeza" y el "Samba de bênção" y un gran hit del guitarrista: "Aquarela".
Los mejores momentos fueron aquellos en los que la energía resultó mejor administrada y abrió alguna pausa para comprobar que Toquinho, además de su virtuosismo y de su pujanza en el ritmo, conserva la sensibilidad expresiva, y para que los integrantes del trío instrumental, en especial Silvia Goes, mostraran que también conocen el lenguaje de los matices. Así, se arribó, por ejemplo, a versiones estupendas de "Manhã de carnaval" o de "Corcovado".
El final reunió a los ocho en varios títulos dedicados a Vinicius, incluyó un celebradísimo "Canto de Ossanha", el regreso de "Tristeza" y, entre ovaciones interminables y pedidos de bis, la contagiosa "A tonga da mironga do kabuletê", que muchos siguieron cantando o silbando por la calle cuando ya hacía rato que el show y el ciclo habían terminado.
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