Tres ángeles muy desorientados
"Los ángeles de Charlie" (Estados Unidos/2000). Presentada por Columbia Pictures. Dirección: McG. Con Cameron Diaz, Drew Barrymore, Lucy Liu, Bill Murray, Sam Rockwell, Tim Curry. Producida por Leonard Goldberg, Drew Barrymore y Nancy Juvonen. Fotografía: Russell Carpenter. Libro: Ryan Rowe, Ed Solomon y John August. Música: Edward Shearmur. Duración: 92 minutos. Para mayores de 13 años. Nuestra opinión: regular.
Tres libretistas parecen demasiados para componer un argumento tan poco inspirado como el de esta película. Por el proyecto pasaron muchos más, hasta superar la cifra de 20: fueron despedidos o suplantados antes de que el rodaje comenzara o con el rodaje en plena marcha. Este no es un síntoma: es la enfermedad que ha malogrado desde su origen a "Los ángeles de Charlie".
Desconocemos el nombre científico del mal, pero podríamos describirlo como la falta de una idea clara acerca de qué tipo de cosa se quiso hacer. ¿Resucitar la serie televisiva protagonizada por Farrah Fawcett, Jaclyn Smith y Kate Jackson? Por cierto, pero, ¿cómo? ¿En tono de parodia? ¿Refrescando el clima de las primeras aventuras de James Bond? ¿Como si fuera, casi, una película de artes marciales? ¿Una comedia? ¿Sexy o para toda la familia? Nadie lo supo en el momento de hacerla, y a estas alturas es evidente que nadie lo sabrá.
Se supone que las tres actrices que encarnan a los ángeles deberían tener personalidades distintas. Alex (Lucy Liu), se presume, debería ser la más dura. Dylan (Drew Barrymore), la más dispuesta a enredarse en líos sentimentales. Y Natalie (Cameron Diaz), la más despistada. Sin embargo, los papeles jamás terminan de definirse, y los caracteres jamás se diferencian nítidamente. Cualquiera pensaría que la incorporación de Bill Murray para el papel de Bosley (el coordinador del equipo de mujeres detectives) tendría como objeto añadir un personaje decididamente desopilante. Y, en cambio, Murray casi no tiene letra que decir y se diluye como los fantasmas que supo cazar en otras épocas. En cuanto a Charly, el jefe de la agencia, es el único que se mantiene coherente: conserva su invisibilidad de origen y se corporiza solamente a través de la voz de John Forsythe.
Entretenimiento leve
La imagen que sugiere el film es la de un equipo en duda. Tal vez la contratación del director haya surgido tras largas cavilaciones, pero hubiera sido mejor seguir pensándolo. McG es alguien que viene del mundo de la publicidad y de los videoclips y, si bien sabe cómo conferir dinamismo a sus secuencias aisladas, no está, según demuestra, en condiciones de armar con ellas el rompecabezas adecuado. Quizá no sea de él toda la culpa, ya que es probable que haya estado esperando en vano instrucciones ciertas de sus patrones.
Lo que salió es moderadamente entretenido, pero muy leve, y sólo podría funcionar como distracción de tarde de verano para toda la familia. Sin embargo -de modo inexplicable, ya que aquí no hay mucho de nada, ni permitido ni prohibido- "Los ángeles de Charlie" fue calificada como sólo apta para mayores de 13 años. Las tres protagonistas están muy simpáticas, han debido aprender determinadas técnicas de kung fu y karate y patean y pegan sin despeinarse y sin perder poder de seducción. En ellas se centra el atractivo de esta película fácil de ver, pero todavía muchísimo más fácil de olvidar.
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