Un fértil hilador de músicas
No hace falta hacer una estadística para comprobar que el pianista Fernando Pérez es el músico de cámara más activo de Buenos Aires.
En recitales de canto y piano, funciones con tríos, cuartetos o quintetos con formaciones instrumentales varias y en espectáculos de teatro musical, es habitual verlo inclinar su metro ochenta delante de las 88 teclas, como un garante de que la función, como mínimo, tendrá una plataforma desde la cual lanzarse a hacer la mejor música.
No es que Pérez sea un acaparador, sino que, simplemente, goza del privilegio de figurar primero en el ranking de preferencias entre sus colegas cada vez que buscan un compañero con el que levantar vuelo en el íntimo y refinado mundo de la música de cámara.
¿Por qué tanta demanda? Por las mismas razones por las que también la crítica especializada y el público le han reconocido, concierto a concierto, su capacidad única en el arte de hilvanar sin esfuerzo los hilos que conforman la delicada trama de la música de cámara, desde el clasicismo hasta la música del siglo XX.
Su experiencia con el Trío Argentino, que creó junto al violinista Elías Gurevich y el chelista Jorge Pérez Tedesco, sus recitales de canto y piano con Víctor Torres, Susanna Moncayo o la holandesa Judith Mok son alguno de los ejemplos más exitosos en este campo.
Un campo que, según explica Pérez, disfruta doblemente: por el repertorio y por el clima de trabajo que impera en cada nuevo proyecto que encara.
-¿Cuáles fueron las razones que hicieron que se especializara en la música de cámara?
-Hay muchos factores en juego. Hago recitales y toco con orquesta, pero sí es cierto que la mayoría de las veces soy convocado como camarista. Por supuesto, no me preocupa demasiado, porque la música de cámara me gusta muchísimo. Uno vuelve adonde siente más placer. No sólo por el repertorio, que es tan inmenso como el solístico, sino por una cuestión de camaradería, de trabajar en los ensayos en forma grupal. También me di cuenta de que podía tener una continuidad de trabajo mayor en la música de cámara que como solista.
-¿Cuáles son las dificultades que presenta ser solista de concierto viviendo en la Argentina?
-Por ejemplo, uno estudia un concierto con orquesta y con suerte lo podés tocar una vez en un año. Pero lo tenés que hacer en los mismos lugares adonde viene un pianista de afuera que tocó ese mismo concierto u otro parecido 20 veces en el mes, con distintas orquestas de todo el mundo. Uno no puede equipararse jamás a ese ritmo. Esto es la parte inhumana de la cuestión. Primero, no hay tanto espacio, y obviamente no se puede vivir de eso.
Un camino a tientas
Fernando Pérez, como muchos, se encontró con el piano en su propia casa. "Mi mamá siempre quiso estudiar y de grande se compró uno", recuerda. En su caso, lo que comenzó como la típica tentación infantil de comprobar el misterioso modo en que, bajando tecla de marfil, se puede hacer música, se transformó después de muchos años en la vocación que lo llevó a ser un pianista profesional.
Luego de pasar por el Conservatorio Nacional y probar suerte con la composición en la Facultad de Artes y ciencias Musicales de la Universidad Católica, se lanzó a tocar y, según explica, a aprender al mismo tiempo cómo se construye la carrera profesional de un pianista.
"El problema es que nadie te dice cómo es esto de ser un músico profesional. Te dicen que tenés un futuro para ser un gran pianista, pero nadie te dice cómo se consigue -comenta-. Nadie te dice que para lograrlo tenés que estudiar tantas horas por día, hacer determinada carrera que incluye hacer un concurso x a una determinada edad. Pero todo esto fue surgiendo a medida que yo iba haciendo las primeras cosas dentro del medio musical. Por ejemplo, siempre tuve facilidad para tocar el piano. Y fue recién cuando me empezaron a ofrecer funciones con poco tiempo de anticipación que me dediqué al estudio metódico: si no tenés una metodología de estudio, por más facilidad que tengas no llegarías a tiempo."
Está claro que Fernando Pérez consiguió encontrarle la vuelta a un medio que no se caracteriza por la abundancia de recursos. Hoy en día recibe propuestas para recorrer distintos repertorios tanto instrumentales como vocales.
El acompañante acompañado
Justamente, una de sus grandes especialidades se encuentra en el campo de la música vocal, y en particular el lied. Según Pérez, el secreto consiste en revertir la ecuación solista-acompañante. "Sé que voy a tener críticas -anticipa sonriente mientras se prepara a revelar su fórmula-. El pianista no acompaña a los cantantes, sino que es al revés.El pianista lleva adelante las distintas marchas, tiempos y dinámicas."
-Y le hace creer al cantante que lo está acompañando.
-¡Exactamente! Si el cantante es muy músico se da cuenta de cómo es la cosa, y si no dice "qué bárbaro me seguís fantástico".
-¿Y quién controla entonces el manejo de la frase y la respiración de la voz?
-Ahí es donde aparece el arte de la música de cámara. Obviamente, el pianista está muy pendiente de todas esas cosas. Pero si partimos delhecho mecánico, generalmente vas a ver que en cualquier lied, el piano tiene la figura mínima siempre, y por lo tanto es el responsable de las fluctuaciones de fraseo y tiempo. Es que el pianista toma el rol de lo que sería la dirección orquestal. A veces un buen pianista de lied no sabe que cumple esa función, pero lo hace. El cantante entonces siente esa base sólida y tiene un punto de apoyo y de base muy grande para lo que va a hacer con la voz.
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