Un fiesta de cumpleaños reveladora
En Antes que el tiempo pase, los espectadores conocemos el asunto: se trata de un cumpleaños. El resto es disfrutar del juego, seguirlo para conocer su final, un atisbo de nuestra condición humana entre el tiempo y el amor. Como un thriller de emociones, la escena nos atrapa. Las personas que están presentes, las que no están, las que viven en la memoria. Todo en un delicado juego de precisión.
Todos los elementos del teatro están en equilibrio. La escenografía arma un mapa que se mueve con la acción. El diseño de iluminación consigue que la luz no se vea, ilumina un todo fascinante. La banda de sonido es un personaje más y trae la clave de la obra en su pregunta final, abriendo la reflexión. Nos ganan con la actuación María Emilia Lodogana, bellísima; Julián Marcove, convertido en objeto de deseo, y Julia Gárriz ejecuta con maestría cada cuerda de su instrumento de actriz. La directora Julieta Abriola está atenta al diálogo con el teatro de nuestro tiempo, pero convierte el debate en herramienta para moldear una obra única, pequeña como un diamante recién pulido que hay que disfrutar antes que el tiempo pase.
Antes que el tiempo pase
Apacheta Sala (Pasco 623), los sábados, a las 17.30
Iván Moschner