Un muy nutritivo desayuno musical
Concierto del ciclo Despedida del siglo XX. Manuel Massone, Silvia Dabul (piano), Angel Frette y Arturo Vergara (percusión). Programa: "Diálogos", para dos pianos Opus 26, de Roberto Caamaño, Reflections On The Nature Of Water, para marimba, de Jacob Druckman; Sonata para dos pianos y percusión, de Bela Bartok. Teatro Colón, domingo 16 de julio. Nuestra opinión: muy bueno
lanacionarSólo la misteriosa Buenos Aires puede generar fenómenos como el que se está produciendo con el ciclo Despedida del Siglo XX, que organiza el Centro de Experimentación del Teatro Colón.
El domingo último casi ochocientas personas decidieron madrugar para llegar a tiempo a las 11 de la mañana a la sala principal del Teatro Colón, donde, con entrada libre y gratuita, los pianistas Manuel Massone y Silvia Dabul y los percusionistas Angel Frette y Arturo Vergara interpretaron obras de autores del siglo que termina.
Un público heterogéneo, que incluía a padres que aprovecharon la entrada libre para llevar por primera vez al Colón a sus chicos, estudiantes de música, gente vestida formalmente para la ocasión y otros con el aspecto deportivo propio de un domingo, disfrutó de tres obras que son tan sólo un ejemplo de lo vasto y diverso que es el repertorio contemporáneo.
Después de una breve presentación de Gerardo Gandini, el sólido dúo que conforman los pianistas Silvia Dabul y Manuel Massone abrió la función con "Diálogos", del compositor argentino Roberto Caamaño (1923-1993). Escrita en 1965, Caamaño se avino a la moda de la época y utilizó una serie dodecafónica para construir esta obra dividida en cuatro movimientos. De todos modos, el pianista y compositor siguió fiel a su estética personal y alejada de la vanguardia de aquel entonces. Los cuatro movimientos pueden ser vistos como una continuación de la tradición pianística de los estudios (el segundo, un trabajo sobre el trémolo) o los preludios por el modo en que están organizados.
Angel Frette continuó la función matinal con una obra para marimba sola, "Reflections on the Nature of Water", del norteamericano Jacob Drukman. La sonoridad envolvente de este instrumento de placas atrapó al público en esta obra amable que obliga al solista a un despliegue de técnicas y recursos diversos utilizando siempre cuatro baquetas. Frette jugó muy bien con los climas de cada una de las reflexiones sobre la naturaleza del agua (cristalina, rápida, profunda, etc.), y aprovechó la acústica del Colón para crear sonoridades atrapantes, al límite del silencio y también con un volumen potente y expansivo.
La obra de fondo era sin duda la Sonata para dos pianos y percusión que Bela Bartok escribió en 1937. Dividida en tres movimientos, es una pequeña "sinfonía" para cuatro instrumentos, con las mejores ideas musicales que aquel Bartok ya había volcado en sus conciertos para piano y orquesta. Salvo por el hecho de que la percusión, en algunos momentos, ahogaba a los dos pianos, se trató de una versión precisa y, lo que es más importante, "sanguínea": una condición necesaria para que la potencia rítmica y percusiva de los movimientos rápidos de la obra (primero y tercero) surja con todo su brillo.
La gente que colmó la platea y los palcos del Teatro Colón retribuyó con un prolongado aplauso el nutritivo desayuno musical que estos cuatro músicos ofreció como para escapar al frío matinal de un domingo de julio.
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