Un rompecabezas que conecta al final
The Innocents (Gran Bretaña, 2018). Creada por: Simon Duric, Hania Elkington. Elenco: Sorcha Groundsell, Percelle Ascott, Guy Pearce, Jóhannes Haukur Jóhannesson, Laura Birn, Sam Hazeldine. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena
Uno de los importantes estrenos de Netflix de este mes, The Innocents, consigue combinar, en una trama algo compleja y de revelaciones morosas, varios géneros y tradiciones: desde los condenados romances de la literatura teen, los enigmas de la sci-fi, el melodrama de madres e hijas hasta ese halo de tensa irracionalidad que define al horror, como trasfondo de la ausencia de rápidas respuestas a la que la serie parece apostar decididamente.
Primero está el thriller sobrenatural: Halvorson (Guy Pearce, la estrella "conocida" de la serie), un misterioso y concienzudo científico, realiza experimentos sobre un grupo de mujeres a quienes tiene recluidas en un retiro en el campo. Una de ellas funciona como su aliada -no sin tentativas de deserción- y Steinar (Jóhannes Haukur Jóhannesson), un noruego corpulento y de barba, oficia de custodio y reclutador, dueño de un don para establecer con ellas un peculiar contacto. Segundo, el romance adolescente: una parejita de púberes escapa de sus estrictos y demandantes hogares rumbo a una vida de aventura y libertad en Londres, hasta que un violento encuentro en la ruta desvía ese itinerario.
El lazo que envuelve ese universo es aquel que conecta esas dos historias: el que existe entre madre e hija. Elena (Laura Birn), quien reside en esa extraña comuna bajo la tutela de Halvorson, dejó a su familia hace años y hoy es su hija June (Sorcha Groundsell, un hallazgo) quien escapa con su novio y se enfrenta a los huecos de su propio pasado. La serie se construye, entonces, a partir de varios interrogantes: ¿qué rumbo debe seguir June luego de que su fisonomía se transfigure en la de Steinar, el misterioso extraño de la ruta? ¿Seguir su pista hasta el encuentro con su madre, por peligroso y enigmático que resulte? ¿O cumplir el plan inicial de la fuga, lejos de su padre carcelero y los secretos que se reserva?
Preservar el corazón del misterio y revelarlo en cuentagotas puede ser tan atrapante como desmoralizador. Sin embargo, pese a recurrir a algunas convenciones, la espiralada narrativa contribuye a alternar acciones y personajes hasta que el espectador haga el ejercicio de encajarlos y darles sentido. Que la comunidad campestre esconda experimentos que recuerdan a los de La naranja mecánica y que las calles de Londres se conviertan en laberintos sin escapatoria son apenas indicios de un tablero en el que cualquier movimiento puede ser el equivocado. Convertir la "mutación" de June en el péndulo que conecta su elusivo pasado con su anhelado futuro es la clave de este juego de permanentes desconciertos, donde buenos y malos siempre pueden ser intercambiables.