Xuxa, la reina está triste
Poca vida propia parece asomarse detrás de esta bella mujer que moviliza más gente que cualquier político y que representa una maquinaria comercial que le da trabajo a 300 personas.
BELO HORIZONTE (Especial).- Al bautizarla, papá y mamá comenzaron a escribir su historia. La llamaron María da Graça Meneghel. Y, si como dicen los indios, el nombre le corresponde al alma, desde esas profundidades proviene la fascinación que Xuxa ejerce sobre su público. La adoran, como al carnaval y al samba.
Sin embargo, tanto amor no alcanza para compensar la melancolía que la invade. La reina está triste y, a pesar de esa red de afectos que la protege, no consigue sacudirse la soledad que se asoma por su mirada azul.
Su asignatura pendiente sigue siendo la maternidad. Antes, hallar un amor. Antes, permitirse las emociones personales. Antes, replantearse el futuro. Nada sencillo si se piensa que su holding mueve fortunas y da trabajo a 300 personas.
La diminuta y brillante Marlene Mattos, su representante, tiene clarísima la fórmula de este fenómeno exitoso, a quien sus seguidores llaman "a menina mais linda do Brasil": "El 60 por ciento es Xuxa, el resto es producción".
Tras un año de ausencia de esta ciudad impresionante, capital del Estado de Minas Gerais, Xuxa reunió a más de 60.000 morenos en el predio del Centro de Exposiciones Gameleira; los que, apretujados, sudados y exaltados, bailaron durante más de dos horas, hasta quedar extenuados o caer desmayados.
Xuxa no es explicable fuera del contexto de este país exuberante, tórrido, donde la gente se entrega al reino de los sentidos sólo para atrapar un pedazo de felicidad, en medio de tanta miseria.
No es Luis Miguel, llenando la cancha de Vélez cada dos años. O Ricky Martin, cantando gratis en la avenida 9 de Julio, por primera vez. Ella es una profeta en su tierra, por quien la gente paga sólo para ver de cerca, mientras sus canciones transcurren en play back. Frente al exceso de color, ritmo y diversión que entrega desde el escenario, a nadie le importa que el disco gire, mientras la reina esté cerca, alcanzable, humana.
Marlene lo sabe. Desde su origen humilde de nordestina puede comprender esa necesidad de ser felices que tienen los jóvenes brasileños. Por ello, gracias a la cantidad de sponsors que tiene la estrella, en este tour "To de bem com a vida" ("Estoy bien con la vida"), se da el lujo de cobrar sólo 10 dólares la entrada, para que miles de adolescentes y niños cumplan el sueño de aproximarse a su ídolo.
Tras el telón
La prensa viaja en el bus de Xuxa hasta el estadio abierto. El delirio de los seguidores, desde las puertas del hotel donde se aloja y durante todo el trayecto, es indescriptible. Lloran, gritan, reclaman que les arroje algo que puedan atesorar como recuerdo. Y ella, raramente melancólica, cumple con las exigencias del público al que se debe.
Desde una ventanilla abierta, hace gestos de abrazarlos y fundirse en ellos. Las paquitas, el cuerpo de baile y parte del equipo de producción, la acompañan. En el predio, la algarabía es aún mayor.
Casi 115 personas integran el equipo de producción. Más de 100 efectivos de seguridad, además de la policía militar que vigila celosamente todas las vallas, se movilizaron para este show. El próximo fin de semana, el pandemonium se repetirá en el Metropolitan de Río de Janeiro. Luego será el interior. A fines de noviembre llegará a la Argentina.
Su vida es sólo esto: trabajar incansablemente y, cuando puede, descansar en su Casa Rosa, en las afueras de Río, entre árboles y animales de todas las especies. Cuando los ve, recuerda que aún desea ser veterinaria. Eso, si alguna vez decide dejar los escenarios, la TV, la música, en fin, esa dorada esclavitud que conlleva su vida de estrella.
La gente, la vida
A las 19 del sábado, Marlene dispone un ensayo general. El colorido de la escenografía es espectacular. La coordinación de los cuadros musicales, impecable. La música, vivaz. Los efectos especiales, impresionantes. A escasos metros, la multitud ruge, cuando percibe la proximidad de su reina. Y el delirio estalla al son de "ilari lari larié".
Desde casi veinte metros de altura, Xuxa invade el escenario colgada de un arnés y dando vueltas carnero. A los 33 años, la matusalénica edad (como diría Mario Benedetti) no se le nota. Agil y divertida, hace malabarismos en el aire y los morenos, estrujados en el campo, agitan las manos y aprietan el aire. La energía que exudan hacia su "diosa" no es mensurable. Sólo puede explicarse por el fuerte impacto que provoca en el estómago.
El público alza los carteles que la ponderan. "Reina eterna", la llaman desde todos los rincones. Ella les grita: "¡To de bem com a....!". Y la voz colectiva le responde: "¡Vidaaaa!". Suena conmovedor cuando se piensa que, en promedio, la gente que ha llegado hasta aquí es de condición muy humilde.
El espectáculo culmina con fuegos artificiales. Todo se ha cumplido sin dificultad. Detrás de bambalinas, Marlene estuvo en todas partes y supervisó con rigor todos los detalles. Mientras se produce la desconcentración del público, algunos padres superan las vallas y se aproximan a la carpa que se alza detrás del escenario, donde momentos antes, Xuxa y las paquitas hicieron los cambios de ropa a una velocidad inusitada. Ahora, es el turno de los bajitos. Sobre quienes, más tarde, en diálogo con La Nación, ella dirá: "Cuando comencé como conductora infantil, yo los necesitaba más de lo que ellos me precisaban a mí. Amo a los niños porque me aceptaron como soy, sin exigirme nada. Cuando comencé mi carrera como modelo, se me acercaron hombres con dinero que quisieron prostituirme. Bendigo a Dios por haber encontrado este camino". Por eso se llama María de la Gracia.
Mientras repone la energía que brindó en escena, decenas de niños en rigurosa fila ingresan en la carpa para saludarla. La Nación está allí para registrar ese instante en que los bajitos la abrazan con timidez, sollozan, la besan y reciben dulces y fotos autografiadas como regalos. Xuxa se emociona al saludar a los chicos con síndrome de Down.
Después de casi una hora de firmar fotografías, besar niños y apretar pedazos de aire con los puños, como si quisiera llevarse a todos los que rodea el bus, inicia el camino de regreso al hotel. En el trayecto, como ocurrió de ida, Xuxa no habla con nadie. Parece triste y cansada. Su equipo de producción está feliz. Todo resultó como se esperaba.
Más tarde,confesará a esta cronista que su mayor deseo para 1997 es dedicarle más atención a los sentimientos. "Quiero sentir más y trabajar un poco menos".
Quizá lo logre, si se lo permiten las 28 presentaciones de su gira anual, el programa en TV O Globo (en 1997, habrá dos emisiones de "Xuxa Park", los sábados de 9 a 12 y de 16 a 18), la grabación de los videos de gym, los contratos de publicidad, los discos, las obras benéficas, o sea, su solitaria vida de estrella.
Tal vez si Paulo Rigger pudiera fugarse de las páginas de "El país del carnaval", con el permiso paterno del maravilloso Jorge Amado, le diría a Xuxa, muy bajito en el oído: "No sólo de pan vive el hombre...¿Pero dónde encontrar la Felicidad para tomarla?"
El 28 llegará a la Argentina
BELO HORIZONTE.- El 28 del actual, Xuxa estará en Buenos Aires para presentar su disco en castellano "Xuxa Dance", en el que se incluyen por primera vez baladas de amor con las cuales la estrella quiso rendir un tributo "a los jóvenes que crecieron conmigo". Hará presentaciones en Telefé y luego volará a Chile. Su show en gira, "To de bem com a vida", podría llegar a la Argentina el año próximo. El costo no es un problema: buena parte de los 350.000 dólares que cuesta montarlo lo aporta la docena de sponsors que se pelean por auspiciar su rostro. En enero se irá de vacaciones a Nueva York, y quizás a Egipto y Grecia.
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