Es la economía, dicen los votantes en el crucial estado de Nevada
En la polarizada campaña electoral de Estados Unidos, los votantes del crucial estado de Nevada coinciden en algo: la vida está cara.
Sally Uribe, una camarera de 40 años que en otros tiempos vivía de con el dinero que juntaba en un casino de Las Vegas, se queja de que ahora necesita tener tres trabajos "para sobrevivir".
"Tengo que pagar más intereses, más en gasolina y también más en las compras. Todos los precios se dispararon", dice la madre soltera de tres hijos.
Responsabiliza de esta situación a la administración demócrata de Joe Biden y Kamala Harris, y ve en el republicano Donald Trump una oportunidad de volver a los años de las vacas gordas.
"Cuando Trump era presidente solo tenía que trabajar 40 horas por semana, ¡si acaso!",asegura Uribe al terminar su turno de madrugada sirviendo tragos entre tragamonedas y mesas de póquer.
Cuatro de cada diez habitantes del estado afirman que la economía es el problema más acuciante, según una encuesta del Emerson College, por lo que la idea lanzada por Trump en junio de exentar fiscalmente las propinas caló entre los votantes del estado.
Fue la apuesta del republicano para conquistar a los electores de Nevada, donde Biden venció en 2020 por apenas 33.500 votos, y que está técnicamente empatado a dos semanas de las elecciones del 5 de noviembre.
En Las Vegas, donde el 26% trabajadores pertenece al sector del ocio y la hotelerías, la idea caló entre el electorado rápidamente.
Y fue adoptada también por su rival demócrata, uno de los pocos puntos en común de ambas candidaturas.
"Vivimos de nuestras propinas", dice Spencer Lindsay, quien trabaja en un hotel en Las Vegas y votará por Harris.
"Así que para que cualquier candidato se gane realmente a Nevada, sí (es importante) quitar los impuestos a las propinas".
Miembro del poderoso sindicato Culinary Union, que agrupa unos 60.000 trabajadores, Lindsay realiza campaña puerta a puerta a favor de la demócrata tratando de convencer a los indecisos.
En uno de estos recorridos, un votante de Trump de 18 años se queja de inmediato de la economía.
Es el pan nuestro de cada día para Lindsay. "Medicinas, comida y gasolina son las inquietudes que recibo con frecuencia", comenta.
- Desempleo -
Las Vegas se paralizó completamente durante la pandemia, colocando contra la pared a miles de trabajadores que dependen de las propinas que obtienen en restaurantes, casinos y hoteles.
La ciudad se reactivó a toda máquina con convenciones, conciertos, fiestas y enormes eventos deportivos, pero sus residentes reclaman la disparada de los precios del alquiler, comida y gasolina.
Otros se quejan del desempleo, que en Nevada es de 5,6%, la peor tasa del país.
"He aplicado en muchos lugares, pero nada, no sale trabajo", dice Gallego Pérez, quien quedó desempleado hace cuatro años.
Desde entonces se apuesta en el estacionamiento de una ferretería, junto con otros hombres, a la espera de ser contratado para construcción o pequeñas labores.
Así reúne unos 1.000 dólares por mes.
"Antes ganábamos un poco más, pero el trabajo ha bajado (...) más gente se ha sumado, y uno entiende, tienen que comer también, pero recibimos menos trabajo", lamenta.
- "Trump vende" -
Si bien las penurias económicas empujan a votantes hacia uno u otro lado del espectro político, para otros, como Pérez, las elecciones no importan.
"¿En qué nos cambia la vida aquí?", dice con la cara curtida por el punzante sol de Las Vegas.
Sam Mitchell, un electricista que también perdió su trabajo hace cuatro años y pasó a vivir en la calle, coincide.
"Pasas el día tratando de comer y sobrevivir, no preocupado por política", dice Mitchell quien pide dinero en un semáforo con un llamativo cartel que simula el letrero que antaño daba la bienvenida a "la Fabulosa Las Vegas".
Mitchell dice haber trabajado toda su vida, "y todo lo que se necesita es llegar tarde un día o dos, lo que es muy fácil tomando el autobús (...) Y se convierte en una bola de nieve".
En el pasado el hombre se identificaba con los republicanos y veía a Trump como "un buen empresario".
"Creía en la idea de que el gobierno debía dejarnos en paz y dejarnos hacer nuestras cosas. Y me salió el tiro por la culata, porque ahora realmente los necesito".
Bianca Garziola, empleada de una tienda en Las Vegas, también se dice indiferente ante las urnas. "Al final, todo es igual, así que no tiene sentido ir (a votar) y perder el tiempo", comenta.
Pero la campaña impulsa las ventas de la tienda que tiene en primera fila camisetas de Harris y Trump con diseños graciosos.
"En el negocio de las camisetas", dice Graziola, "Trump está ganando la elección", dice Graziola. "Todo con Trump vende".
Pr/dga
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