Reseña: Cuentos de fantasmas, de varios autores
Dentro del amplio espectro –valga el juego de palabras– de los géneros populares, las historias sobre espíritus y aparecidos poseen un encanto intransferible: ese que se proviene de la fantasía combinada con el escalofrío del terror. Preparada por Lisa Morton y Leslie S. Klinger, Cuentos de fantasmas. Relatos clásicos de horror y suspenso es una antología de perfil clásico, que se centra en los representantes decimonónicos y de las primeras décadas del siglo XX de la tendencia, su período de mayor impulso. El foco está, baluarte de esta clase de narraciones, en la cantera anglosajona.
En el prólogo, Morton y Klinger trazan una breve historia del auge del género, que inauguró El castillo de Otranto (la novela de Horace Walpole es de 1764), pero que cobró impulso un poco más allá de mediado el siglo XIX, al calor del frenético interés por el espiritismo.
La colección tiene la virtud de presentar algunos cuentos poco frecuentados. Parte de una balada popular anónima (los fantasmas ya estaban en la poesía), pasa por el alemán Johan Appel (excepción a lo anglosajón) y Walter Scott (“La cámara de los tapices”, primer cuento de fantasmas de peso). Pronto se suceden autores más cercanos: Poe (con “Ligeia”), un hermoso relato de Hawthorne, otro de Mark Twain, “El señalero”, de Dickens. Henry James era un experto: figura “Lo realmente correcto” (Otra vuelta de tuerca es una nouvelle). De su discípula, cultora excepcional, Edith Wharton, está “La campanilla de la doncella”. Entre otros también aparecen, inevitables, Arthur Machen y, claro, M.R. James, para algunos el escritor por antonomasia sobre fantasmas.
Cuentos de fantasmas
Por varios autores
Edhasa. Trad.: Mónica Herrero
360 páginas, $ 5750