Reseña: Favores de estado, de Alejandro Carrió
“¿Para quiénes hago periodismo?” Esa es la pregunta que ambiciona responder el protagonista de Favores de Estado, nueva novela de Alejandro Carrió (Buenos Aires, 1953), que logró lo que muy pocos “profanos” en estos tiempos: atisbar cómo funciona una redacción. No es poco, en medio de tantos profesores de periodismo y “todólogos” que pontifican frases vacías sobre este oficio con el dedo levantado e ignorancia enciclopédica.
La novela explica de qué va desde su título y subtítulo (Un periodista investiga los vínculos de Trump con Rusia para llegar a Presidente de los Estados Unidos) y tiene el gran mérito de fluir con agilidad. Su protagonista, Julián Bedoya, es un periodista argentino que trabaja en un diario de circulación nacional que por sus años como estudiante en Estados Unidos, su labor profesional y un toque de suerte tiene la oportunidad de ahondar en un enigma central de la actualidad: ¿cómo opera Rusia en otros países? ¿Hasta qué punto influyó en el devenir de Estados Unidos y otras potencias de Occidente durante estos años? ¿Representa hoy una amenaza?
Escrito antes de la invasión rusa a Ucrania, el libro cobra aún más actualidad, y acaso eso empuje al autor a encarar una continuación. Pero la trama evita cualquier pretensión grandilocuente. Desgrana los esfuerzos de un periodista por verificar datos a contrarreloj para informarle a sus lectores, vencer a la competencia, acallar a sus críticos dentro de la redacción y, tal vez, darle sentido a este oficio. Mientras, interactúa con los editores de The New York Times, la “vieja dama gris” de la prensa mundial.
Carrió, cabe aclarar, no es periodista. Es abogado especializado en Derecho Penal, pero su vasta y respetada trayectoria lo llevó a interactuar con reporteros, conocer sus vicisitudes y lidiar con sus luces y sombras, además de bregar por la libertad de expresión desde la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), de la que es miembro fundador. También estudió y dio clases en las universidades de Luisiana, Syracuse y Columbia, en Nueva York. Todo ese bagaje le da consistencia al relato, que lleva a recordar un diálogo de otro autor.
“–Un buen periodista es como un elefante: tiene buena nariz, buenas orejas y, sobre todo, nunca olvida – le respondió el reportero de La Vanguardia, de Barcelona, a su hijo, que le había preguntado qué se necesitaba para ser bueno en el oficio.
–¿Y los colmillos?
–Esos tiene que cuidarlos, porque siempre hay alguien armado con ganas de quitárselos”.
El diálogo es de El laberinto de los Espíritus de español Carlos Ruiz Zafón. Y de la mano de Carrió, este otro protagonista, Julián Bedoya, tiene los colmillos en su lugar.ß
Favores de Estado
Por Alejandro Carrió
Grijalbo
192 páginas, $ 1799