Reseña: Lugar seguro, de Isaac Rosa
Lugar seguro, novela con la que el español Isaac Rosa (Sevilla, 1974) obtuvo el premio Biblioteca Breve, de Seix Barral, provoca sensaciones análogas a las de un film de Almodóvar de la década de 1990: un clima de aparente comedia de clase media urbana se va tiñendo de esa ironía que genera, como la describe el autor, “una mirada esquinada”. Sobre todo cuando Segismundo, el personaje-guía del relato, visita a potenciales clientes, casa por casa, tratando de vender un búnker low cost, hipotético refugio ante posibles peligros en un futuro cercano.
Esquivando la rutina de quienes ven distopías por todas partes, la premisa argumental remite más bien a una módica anticipación alegórica. Eso sí, con un tinte zumbón que preserva la fabulación del síndrome melodramático-naturalista. La realidad, más cínica que irónica, confrontó la novela con la invasión a Ucrania y la actualidad de la amenaza nuclear.
No es necesario llegar a la última página de Lugar seguro y descubrir el poema de Erri De Luca para advertir que, al igual que a su polémico modelo italiano, a Rosa le gusta patear el tablero y cuestionar deformaciones que la humanidad vive gracias a las delicias de la globalización, de la corrupción judicial y del capitalismo descarnado.
También hay una trama secundaria en torno a la paternidad y a la transgresión heredada. En ese filón, el locuaz novelista andaluz invoca, con cierta tendencia a la reiteración, a insoslayables ancestros: la picaresca clásica española.
Lugar seguro
Por Isaac Rosa
Seix Barral
312 páginas, $ 2100