A principios de marzo, me di el lujo de participar en un taller virtual dictado por el gran coach motivacional Tony Robbins. Trataba sobre desatar el poder que llevamos dentro, y fueron cuatro jornadas para aprender a crear la propia vida en un camino de éxito y autorrealización. No solo lo recomiendo, sino que quisiera compartir acá un punto de las lecciones aprendidas. Más específicamente, información sobre cómo combatir el proceso de envejecimiento en términos de agudeza mental. Ponerse en movimiento también puede ayudar en este campo.
El estilo de vida incide en el deterioro cognitivo a través de los años. La falta de sueño, el no ejercicio, el continuo estrés y la mala alimentación, entre otros factores, juegan un papel clave dañando las células del cerebro. La buena noticia es que el cerebro es un órgano dinámico, con el potencial de cambiar a lo largo de la vida. Así que hay decisiones cotidianas que podemos tomar para modificar esto.
Entre los cinco grandes cambios que menciona Robbins se encuentran variantes como consumir más grasas saludables (las que aportan el salmón, la palta y las nueces), tomar té verde (gran fuente de antioxidantes, nutrientes y minerales), escuchar música que relaje la mente, ingerir alimentos que ayudan a mejorar la función cerebral (brócoli, arándanos y chocolate amargo) y, el que más me interesó, ejercitarse. Sobre este último comentó algo que siempre me gusta repetir: hace rato que la ciencia descubrió evidencias de que hay una relación positiva entre el ejercicio físico y el rendimiento cognitivo. El gurú marcó que hay estudios que demostraron cómo el ejercicio ayuda al cerebro a resistir la contracción física y mejorar la flexibilidad cognitiva. “Y otros estudios llegaron a la conclusión de que las personas que hacen ejercicio tienen cerebros sanos y obtienen mejores resultados en las pruebas cognitivas que las que son sedentarias”.
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Hacer ejercicio no necesariamente es matarse cinco veces por semana en el gimnasio. También es salir a andar en bicicleta, a patinar o a caminar de forma recreativa, siempre que se lo haga con cierta asiduidad. Por ejemplo, hacer una caminata de 40 minutos tres veces a la semana ayuda a mejorar la conectividad de los circuitos cerebrales. Y Robbins agrega: elongar los músculos es otra forma de ayudar a la capacidad intelectual. Una investigación comprobó que la mitad de los participantes que añadieron estiramientos a su rutina semanal frente a otros que añadieron actividad aeróbica moderada lograron mejores resultados en las pruebas de rendimiento cognitivo un año después. Lo que se dice una longevidad intelectual.
Estoy seguro de que todos tienen algún compañero con el que podrían empezar a salir a caminar. Y así ganar tiempo de calidad con esta persona y además entrenar el cerebro.
Cuatro libros
Para mantener la mente en forma
- Poder sin límites. Anthony Robbins
- Un viaje al placer. Lic. Mariana Kersz
- Un elefante en el living. Juan Tonelli
- El actor. Miguel Ruiz Barbara Emrys
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