La trascendencia del fitness holístico. El camino a la mejor versión de cada uno
Alcanzaron unas páginas para dejarme con piel de gallina. ¿Vieron cuando se siente que alguien te está escribiendo exactamente a vos? ¿Cuando lo que dice te toca en tu fibra más íntima? Eso me pasó con el último título de Robin Sharma, el experto en liderazgo y desarrollo personal que hace rato tomé como mentor, pero que nunca antes me había hablado tan claro y directo ni percibido de forma tan real la magia de los libros: sentí que lo tenía sentado adelante, hablándome como un amigo.
¿De qué hablaba Sharma en Manifiesto para los héroes de cada día que me impactó tanto? De la muerte. Más precisamente, del no miedo a la muerte. Cuenta que teme a varias cosas: agentes de migraciones, reuniones sociales, conocer famosos o un cliente nuevo. Pero no a la muerte, situación que le daría pena por lo que dejaría atrás, pero que no lo asusta en lo absoluto. A mí me pasa lo mismo. Aunque adoro cada día de mi vida y me levanto de un salto a las 5 am lleno de entusiasmo, feliz por los proyectos que me depara la jornada, no lamentaría dejar este mundo. Sí, me pesa decirlo si pienso en mi familia, en mi mujer e hijos, en mi querida madre, pero siendo honesto, no necesito mucho más de lo que ya he vivido.
Después de décadas de dedicarme al entrenamiento físico, he incorporado matrices más holísticas. Entendí que lo que se entrena no es tanto el cuerpo como la mente y el espíritu, y doté de un valor extra a todo lo que hacía. Enriquecí las charlas con mis alumnos, agrandé mi biblioteca, comencé a escribir. Y de pronto encontré un sentido mucho mayor en lo que hacía y me descubrí pleno. Porque en lugar de estar ayudando a engrosar los bíceps o levantar la cola, colaboro a que cada uno refuerce su autoestima y encuentre su mejor versión. A que cada alumno sea un poco más saludable, se vea y se sienta mejor, y descubra la fuerza para encarar otros deseos postergados. A que entrenar el cuerpo sea apenas el primer paso para cambiar la vida.
Y una vez que logré esto, me sentí realizado. Desde hace un tiempo que siento que si esto es todo, está muy bien así. Que mi propósito está cumplido. Aunque creo tener todavía varios libros, columnas y clases por dar en mi interior, si no suceden, con lo pasado alcanza. A cierta edad lo grueso de lo hecho nos define, y no queda tanto margen de maniobra para cambiar si lo que vemos no nos gusta. Gracias a una construcción sostenida pero especialmente a estos últimos años de desarrollo personal, lo que veo me gusta, alcanza y da paz. Habrá quienes miren mi profesión y piensen que es frívola. Que no puede haber profundidad en un entrenador personal. Los invito a conocer el valor del fitness holístico, ese que comprende cuerpo, espíritu y mente. Ese que trasciende la hora de la clase y expande su motivación al resto de la vida.
@daniel.tangona
Cuatro libros
Para mantener la mente en forma
Presencia, de Amy Cuddy
La salud de Diego, de Nelson Castro
1KM+. Correr, de Sofi Cantilo
Compasión radical, de Tara Brach