Una argentina en París. Organiza experiencias únicas para conocer las grandes casas francesas y los lugares donde ni los parisinos entran
Los encuentros de la experta en moda y lujo Agus Cattaneo incluyen el taller que confecciona los géneros de Dior, un desayuno a puertas cerradas en Hermès y conversar con Inès de la Fressange
¿Quién no ha soñado con conquistar París? La Ciudad Luz nos atrae con su fulgor, pero no alcanza con aterrizar en Charles De Gaulle, pasear al borde del Sena o visitar sus museos. Irrepetible y mil veces repetida, a París se puede llegar, pero es muy difícil acceder. Caminar por la avenida Montaigne puede ser muy agradable, pero incluso si se entra en Chanel y se sale con una bolsa en la mano, la experiencia deja un sabor a falta, como sacarse una foto con las letras de Hollywood de fondo, pero no estar invitado a ninguna de sus fiestas. Porque al llegar a una maison de lujo, además de la ropa que cuelga de las perchas, el deseo es vivir su espíritu, sumergirse en el sueño de la moda y estar, aunque sea por un ratito, tras bambalinas. Quizá no haga falta conquistarla si, al menos por unos días, podemos pasar del otro lado del espejo y conocer el más íntimo, inmenso y antiguo universo del savoir-faire francés.
Todo enamorado anhela intimidad. Y cuando se cae rendido ante un Dior, ¿nos imaginamos cómo y dónde se fabrica el género que lo hace posible? ¿Qué dirían si pudieran entrar al taller que hace los géneros de alta costura para la prestigiosa maison, conocer a la artista y ver cómo va tejiendo uno diestramente en su telar? Sus manos van rápido, intuitivas, se nota que conocen el instrumento; entre hilo e hilo, incrusta una pluma acá, una pluma allá y, frente a nuestros ojos, del telar va a emergiendo el sorprendente género.
Cualquiera puede pasear como un flâneur bordeando las vidrieras de la Place Vendôme, pero ¿quién se imagina conversando tête-à-tête con uno de sus proveedores, experto en diamantes y piedras preciosas, cuyo nombre solo conocen los que saben, y escucharlo contar las peripecias que atravesaron las joyas de la emperatriz Eugenia de Montijo antes de llegar a su poder? La charla es amena, cálida. Se enteran, por ejemplo, de que su mujer es la más grande coleccionista de peonías del mundo. Salen sabiendo quién es el joyero Martin du Daffoy, y mirando la Vendôme con otros ojos, los ojos de la intimidad.
Es lo que propone Agus Cattaneo, una argentina radicada en París que entendió que franquear las puertas secretas de la capital francesa no era una cuestión de dinero, sino de pasión, cabeza y tenacidad. Quienes tuvieron la experiencia de asistir a Learn While Exploring (LWE), su programa de moda, saben que no existe billetera capaz de llevarlos a los lugares a los que solo con ella logran entrar, sino vivir la experiencia como si siempre hubieran estado ahí. La historia de Emily in Paris palidece al lado de la de esta emprendedora que, a puro pulmón y desde las orillas del Río de la Plata, ha logrado llegar ahí donde ni los parisinos llegan. LWE no es solo un curso a través del mundo secreto de la moda. Es una traducción, la del recorrido impresionante de una apasionada de la industria del lujo en una experiencia sensorial que llega directo al corazón del estilo francés.
¿Quiénes asisten al curso? Desde amantes de la moda que quieren dedicarse a la indumentaria hasta francófilos con ganas de conocer la vida tras bambalinas, sin contar aquellos que trabajan en marcas de lujo que invierten en su profesionalización y a quienes les pagan el curso como entrenamiento. En un grupo cada vez más exclusivo, donde el único requisito excluyente es la pasión por la moda y por París.
Después de recibirse como contadora pública (UCA), Agus Cattaneo tuvo un accidente de auto que cambió su vida para siempre. Desde la cama, postrada, comenzó a pintar y a hacer accesorios; no mucho tiempo después lanzó su propia marca. Vivió siete años en Nueva York, donde estudió diseño de indumentaria en Parsons, e hizo un máster en Gestión Global de la Moda en el Fashion Institute of Technology en colaboración con la Universidad Politécnica de Hong Kong y el Institut Français de la Mode. Realizó estudios en la Harvard Graduate School of Education. Es experta en lujo: colabora con marcas prestigiosas de la industria y dicta seminarios de tendencias. Cubre cada Fashion Week París, Milán, Londres y Nueva York. Es miembro de la French Heritage Society y del Fashion Group International y, desde 2016, vive en París.
Propone conocer las raíces mismas de la industria: desde fabricantes textiles hasta joyeros, pasando por expertos en retail, analistas de macrotendencias, artesanos, orfebres, compositores de música para desfiles y mucho más. El circuito íntimo y excepcional de LWE presenta un abanico impresionante de lugares, personas, tradiciones, materias primas y oficios que muchas veces ni siquiera sabemos que existen. Después de cada experiencia, un barrio, una calle o un canal de París que vale la pena conocer, porque todo está pensado estratégicamente hasta el detalle para que el sueño, por más real que sea, nunca deje de ser un sueño.
En la fábrica de Guerlain, los artesanos del olfato guían en el proceso del armado de un perfume. Hay pipetas, laboratorios, manos expertas, la cocina donde se crea el aroma del glamour. Luego en Chanel, la persiana todavía baja, se muestran las novedades de la marca en cuidado y belleza de la piel sobre los propios rostros. Allí las participantes se dejan maquillar y aprenden de cada tip que les regalan, que muchas veces son más valiosos que el souvenir sin el cual nadie se va.
Más tarde visitan la tienda que fabrica lujosos estuches de cuero para las joyerías de la Place Vendôme. Allí se ven las manos que construyen clavo tras clavo cada una de esas cajitas bordó que luego serán grabadas con dibujos dorados y llevarán dentro un diamante Cartier. Se puede oler el cuero en el aire. En la maison Leonard, famosa por sus estampados, observan cómo se pinta sobre seda y se dejan fascinar por la cadena de artesanías que hacen posible el streetstyle de las calles parisinas. Más tarde, un almuerzo en Ralph Lauren, con una mesa exclusiva para las participantes. Quizá lo mejor del programa sean los paseos que después de cada experiencia comparten con Agus, que logra que todo aquello que parece inaccesible tome el color de la magia. Sus secretitos, sus lugares, sus preferencias son la perla que se llevan quienes compartan tiempo con ella.
Olvídense de hacer cola para entrar en la emblemática boutique de Dior en la avenida Montaigne, ahora pueden visitarla a sus anchas antes de que abra al público. Recorrer el flamante nuevo museo sin la multitud de turistas entorpeciendo el paso. Conocer a la mujer que custodia hace 45 años los tesoros de la marca. Se mueve tan cómoda entre los archivos que podría hacerlo con los ojos cerrados. Muestra dibujos, piezas, accesorios. En su atelier, una costurera con delantal blanco y guantes restaura un vestido al que vaya uno a saber qué gran mujer del siglo XX llevó puesto alguna vez. ¿Lady Di? ¿Marilyn Monroe? ¿Grace de Mónaco? Todo es posible. La oficina de Heritage de Dior conserva piezas de los años 60, 70, 80 y mucho más.
¿Qué dicen de un desayuno a puertas cerradas en Hermès? La mesa está puesta con la vajilla de la marca y hasta el azúcar tiene forma de pequeñas “H”. Así como el Musée d’Orsay antes era una estación de tren, la tienda de la rue de Sèvres (la preferida de los parisinos) solía ser una pileta. Bajo las estructuras gigantes de madera con forma de canastas invertidas que organizan los diferentes sectores de la colección, todavía reluce su antiguo piso de marquesinas. Presentan el proyecto sustentable de la marca: Petit H. También, la nueva línea de productos de belleza. Ahora, la directora del departamento de los famosos carrés Hermès cuenta en detalle cómo es el proceso de diseño, cómo surgen esos dibujos absolutamente fantásticos pintados sobre seda. Antes de salir a tomar un segundo café en el jardín de Luxemburgo, organiza un workshop para mostrar las sorprendentes y variadas maneras de usar un pañuelo Hermès.
¿Y si la propuesta es pasar el día en el jardín de la casa de familia de Louis Vuitton tomando limonada y comiendo patissêries? Y más tarde, en la visita a Balmain, probarse las piezas más icónicas de la marca. Las participantes no entrarán en Paco Rabanne como cualquier turista a mirar de cerca la icónica cartera metálica 1969, sino que se encontrarán con la mismísima artesana de la marca que baja de su taller para mostrar in situ el secreto arte del ensamblaje.
Todos vieron el vestido Schiaparelli que Bella Hadid viralizó desde la alfombra roja de Cannes, pero ¿qué dirían si pudieran tener en sus manos aquel pulmón dorado con incrustaciones Swarovski que la actriz llevó por escote? También accederán al atelier de la orfebre que diseña para la legendaria maison, que les enseñará la técnica íntima con la que hace cada una de sus piezas, mientras el responsable del patrimonio cuenta anécdotas de Elsa, la creadora de la marca, con Dalí y demás personajes del siglo XX.
Imaginen ver Chanel del lado de adentro. Imaginen una copa de champagne esperándolos en el salón VIC (Very Important Customers) de Louis Vuitton. Imaginen salir de cada una de las más lujosas maisons francesas con una bolsa en la mano llena de suvenires, y encontrar adentro el icónico rouge G de Guerlain y ver que en el espejito incorporado lleva, como detalle, su nombre impreso junto a un corazón. Imaginen tomar el té con Inès de la Fressange y conversar con ella como si fueran colegas o viejas amigas. Estas son apenas algunas de las mil y una aventuras que podrán vivir quienes elijan la experiencia LWE de la mano de Agus Cattaneo.
En el famoso Café de la Paix tendrán el salón privado Opéra en exclusiva, donde les llevarán para probar las tres tortas icónicas del Café. Sea en un hotel, un bar, una tienda o un taller, donde sea que lleguen verán welcome cards personalizadas con sus nombres, la huella de LWE guiándolas por un lugar adonde siempre las estarán esperando.
No solo se trata de tener intimidad con la artesanía de la moda parisina, sino conocer los aspectos prácticos de la industria: saber cómo se hacen vitrinas, escuchar a quienes se encargan de las de Petit Bateau, Hermès, Céline. Conocer cómo funciona el Bon Marché en una visita privada, entender la dimensión emprendedora y ver casos de éxito de cerca, charlas con influencers y nuevos creadores extranjeros con posicionamiento en París. También un desayuno íntimo con Jennifer, la hija de los fundadores de L’Officiel París, para aprender de primera mano cómo se piensa una revista de moda y las estrategias entre las versiones papel y digital.
“Es un Behind the scenes del Behind the scenes”. Está hecho a medida y se compra a ciegas, porque cada edición es única y ofrece una curadoría irrepetible de experiencias de lujo. Para Agus, en el detalle reside la pasión: cada proceso y experiencia se vive, se huele, se toca, se siente. Conocer a través suyo la más reservada tradición artesana del lujo francés es activar los cinco sentidos. Dior, Guerlain, Hermès, Louis Vuitton, Roger Vivier, Balmain, Chanel, la lista es infinita.
En su última edición, quienes siguieron el programa comenzaron la experiencia desayunando en el hotel Régina frente a las Tullerías. Al lado de su taza de café, un kit de bienvenida con cuadernos, lápices y marcadores color pastel, planchas de stickers dibujados a mano en acuarela que anunciaban las aventuras por venir. Conocer la fábrica de los baúles Louis Vuitton, el estudio de grabación donde se crea la música que acompañará las piezas de un desfile, o a los jóvenes artistas de la industria, como Aurélia Leblanc, cuyo atelier a pasos del canal Saint-Martin es parte de un hub creativo de diseñadores. Gente que solo se ve en documentales.
Sin duda, la despedida será emotiva. Un cocktail en la terraza del legendario hotel Raphaël cerró la última edición LWE 2022. Otras veces, es la embajada argentina la que abre la puerta de sus jardines para la celebración de cierre. Palabras, discursos, agradecimientos, nostalgia: la ebullición de lo vivido embriaga más que las burbujas de champagne.
Los testimonios de quienes hicieron este programa son conmovedores. Para Silvia, que desde los 13 años soñaba con conocer a Inès de la Fressange, pasar la tarde con ella fue un sueño hecho realidad. Para Josefina, la oportunidad de hacer networking con el behind the scenes más leal y más detallado de París marcó a fuego su carrera. “Es una experiencia que no tiene precio. La tienen que vivir. Respirás moda, hablás moda, y abarcás todos los procesos, olés, tocás, sentís”, dijo Ángela. “Lo que sea que esperen, supera las expectativas: es un viaje hasta la punta medular de la industria y a las altas ligas de Francia”, fue la manera en que María describió su experiencia. ¿Y ustedes, qué están esperando para intimar con París?