10 paradas obligatorias en Moscú

"¿Me están invitando a pintar un mural en Rusiaaaa?". Al principio, confieso que la invitación a través de Facebook parecía inverosímil, pero cuando llegué a Moscú –la ciudad de las matrioshkas infinitas y las catedrales de cuento–, no me quedó otra que entender que finalmente estaba sucediendo. Tuve la suerte de llegar en verano, porque durante casi la mitad del año ahí es invierno y TODO está cubierto de nieve. Así que el sol me permitió ver sus gigantescos e imponentes edificios de estilo soviético, limpio y sólido, muchas veces coronado con inmensos frisos decorativos de gran brillo y relieve. Y me asomé a sus barrios para ver las hermosas cúpulas de sus catedrales doradas o de coloridos múltiples, asombrosas todas.

1) Izmailovo Kremlin: es la parte más histórica de la ciudad. Ideal para sacarse miles de fotos, comprar recuerdos y artesanías (¡hay matrioshkas desde 2 euros!) y regatear en el flea market los fines de semana.

2) Teatro Bolshoi: es el "templo sagrado" de la ópera y el ballet mundial y también uno de los símbolos de la grandeza del Imperio Ruso.

3) Tour por las estaciones de metro: también conocido como "el palacio subterráneo", el metro fue construido en 1935 y continuó su desarrollo hasta los años 60. 44 de sus 182 estaciones son monumentos arquitectónicos donde es casi inevitable perderse para sorprenderse con un verdadero pantallazo de su gente. Es el primero del mundo en densidad de pasajeros y el tercero (después de Londres y NY) en longitud de líneas. La mayoría de las personas pasa, como mínimo, una hora por día en el metro, y es por eso que podrás descubrirlas casi siempre leyendo sus libros, tabletas o celulares. Confieso que yo estaba igual que ellos, celular en mano, tratando de descifrar los nombres de las estaciones en ruso, así que recomiendo estudiar un poco el alfabeto "cirílico" antes de llegar a Rusia: ¡vas a ver que muchas de sus palabras suenan a español!

4) Para ver arte: visitá la Galería Tetryakov –con lo mejor del arte ruso de todos los tiempos– y el Pushkin Museum of Fine Arts –con la colección de arte internacional más grande de Rusia, con obras desde la Antigua Grecia y Egipto hasta salas de arte contemporáneo–.

5) La Plaza Roja: es el centro histórico y cultural de Rusia; conviene visitarlo en dos días o elegir los lugares que más te interesen. Para mí, lo más hermoso fue ver la Catedral de San Basilio desde lejos, cruzar la plaza y conocerla por dentro. Es una maravilla arquitectónica repleta de arte bizantino y completamente pintada a mano. ¡Una locura!

Ahí mismo están el Kremlin (si lo querés recorrer entero, te lleva un día), el Museo Histórico, el Mausoleo de Lenin, la estatua del mariscal Gueorgui Zhúkov y el centro comercial GUM, con tiendas internacionales (Prada, Louis Vuitton, Moschino, etc.).

6) Gorky Park: cuando te canses de patear la ciudad, date un respiro en este parque, un oasis verde que bordea el río Moscova, con varios cafecitos y actividades al aire libre. Cerca de ahí, podés visitar The Garage, la mejor galería de arte contemporáneo.

Al caer la tarde, la ciudad se enciende y los bares se llenan para dar paso a la ceremonia del vodka, la bebida rusa por excelencia. Visitar Moscú y no probarla... ¡es casi imposible! Lo mejor es buscarse un buen anfitrión ruso, que te demostrará que el buen vodka es muy suave al paladar y no da dolor de cabeza al día siguiente si lo sabés tomar como ellos... ¡y, sobre todo, no mezclar!

Para comer, no es necesario que esperes a la hora del almuerzo o de la cena porque los rusos no tienen horarios. Los cafés y restaurantes están abiertos todo el día y te esperan con todo tipo de cocinas: italiana, asiática, árabe y georgiana, esta última muy de moda por la cantidad de inmigrantes en Rusia e ideal a la hora de picar por sus deliciosos dips y panes. No podés irte de Moscú sin probar el jachapuri, uno de los platos más tradicionales de Georgia: un pan leudado parecido al de pizza y de diversas formas, relleno de queso..., ¡riquísimo!

Los platos típicos moscovitas son casi todos cocidos y aptos para el frío: animate al borsch (sopa de remolachas con carne y verduras varias), a los varéniques o pelmeni (dos tipos de pastas rellenas tipo ravioles o sorrentinos), los blinís (crêpes finitos que se sirven con smetana –salsa agria rusa–, miel, mermeladas, queso blanco o caviar), las empanadillas, el caviar rojo, el famoso strogonoff (estofado con salsa blanca), la ensaladilla rusa (nada que envidiarle a nuestra versión navideña) y una gran variedad de productos lácteos, como el tvórog (requesón) y el kéfir (una bebida fermentada) .

A la hora del postre, mi preferido fue la jalvá, que se vende en forma de bombones y que está hecha de azúcar, nueces y semillas molidas.

Desde Buenos Aires, hay un vuelo de Alitalia en 12 cuotas sin interés de $1560. Más info: www.almundo.com.ar

El tránsito es muy intenso, por lo que lo mejor es moverte con el metro, el rey del transporte público de Moscú, con el que circulan a toda velocidad millones de personas al día. Además, cada estación es una obra de arte en sí misma. Más info: http://engl.mosmetro.ru/.