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15 neurosis de la mamá primeriza

Cuán exagerada podés volverte en los cuidados que necesita un bebé cuando tenés al primero




Admitámoslo: la maternidad nos enfrenta a algunas actitudes un poco border...

1. sos fan DE LAs RUTINAs

Te convenciste de que las rutinas son necesarias para una crianza saludable. A las 19, todos adentro de casa; tomás aire y, con cronómetro, seguís una a una las actividades de tu pimpollo, a rajatabla. Vos corrés como Usain Bolt, tu marido va atrás con la papilla, la toalla y el pijama. ¡Y que no te vengan ganas de ir al baño a las 19:23 porque se te va el promedio al tacho!

2. TE VOLVÉS EXPERTA EN ASEPSIA

TODO lo que toca el bebé se esteriliza. Mamadera, chupete, visitas... Sos capaz de comprar desinfectante y pararte en la puerta de tu casa, esterilizando hasta a tu suegra.

3. STALKEÁS AL PEDIATRA

Ya lo llamaste y le mandaste texto. Vas al WhatsApp: te clava el visto y nada. Así que optás por publicarle una foto del pañal de tu criatura en su muro de Facebook. A ver si así reacciona...

4. LO ABRIGÁS COMO SI estuviera EN ALASKA

¿Body de mangas cortas o largas? Si se destapa, no alcanza la manga larga, así que vas directo al de friza. Pero si no se destapa, puede transpirar tanto que se moje y se enferme o, mucho peor, llegar a deshidratarse mientras duerme. ¿Qué hagoooo?

5. EXAGERÁS CON LA PROTECCIÓN SOLAR

Lo embadurnás con esa crema, tan blanca y pegajosa que tu bebé corre peligro de resbalarse de tus manos. Ojo, que también le pusiste de refuerzo un gorrito, remerita y calcitas UV. Muy práctico todo para la playa.

6. DUDÁS DE tu propia leche

Para asegurarte de que tu bebé esté bien nutrido, comés en cantidades desorbitantes como si alimentaras a un batallón. El niño sube de peso... ¡y vos recuperás los kilos que perdiste en el parto!

7. CONSULTÁS TODO... ¡A TODOS!

Les preguntás tus dudas al pediatra, a tu mamá, a tu suegra y también a tus amigas en el grupo de WhatsApp. Finalmente, lo buscás en Google y lo consultás en Twitter, pero cuando terminaste de resumir los 523 comentarios, ya te olvidaste de lo que dudabas.

8. probás el colecho

“Te sumás a la teoría del apego y decidís que el bebé dormirá por tiempo indefinido en la cama de los padres. ¿Y si lo aplastamos?”, es lo primero que pensás. Así que se corren ambos hasta los extremos de la cama para darle espacio. Pero TANTO que terminan durmiendo al filo del peligro. A la mañana, el bebé amanece feliz estirándose en la cama, pero ustedes están megacontracturados en el borde, si fueron afortunados de no caer al piso.

9. LAVÁS SU ROPITA A MANO

Sí, juraste no tentarte con el lavarropas porque la piel del bebé es hipersensible y no querés que esté en contacto con químicos. Date tiempo, esperá a que camine y vas a ver que juntás el pijamita preferido con la manta del perro sin ningún remordimiento.

10. tenés MIEDOS nuevos

¿Los taxis tendrán la seguridad suficiente para que viaje un bebé? ¿En el pediatra no se contagiará algo de otro nene? Y la lista sigue... mínimo hasta que el niño cumpla 21 y se vaya a vivir solo.

11. TE PEGA EL “MODO LEONA”

No salís sola con amigas ni con tu pareja y te llevás a la criatura hasta a terapia. De hecho, tenés ganas de hacer un curso acelerado de maestra jardinera con tal de no despegarte de su lado.

12. TE volvés dependiente del baby call

El dilema: ¿cuán lejos de su habitación te podés ir? ¿El gato será capaz de hacerle algo? Cerrás la puerta, pero no vas a escuchar si llora. Ahí te acordás de la utilidad del baby call... Pero ¿y si se corta la luz? Si no, meto al gato en el baño y listo... ¡Ouch, ya se despertó!

13. Compartís todas sus fotos en las redes

Seguís a tu bebé con la cámara de l celular TODO el día. Igual, el riesgo es que tu hijo empiece a dudar si sos su mamá o una paparazi. Además ponete en el lugar de tus contactos: se les va a contracturar el dedo de tanto likear. Y encima, te arriesgás a que en el futuro te demande.

14. VIVÍS EN EL “CONO DEL SILENCIO”

Teléfono y timbre desconectados, la radio en off, la tele sin volumen, caminás en puntas de pie, está prohibido usar el lavarropas y, si vamos al baño, no se tira la cadena. Nada va a boicotear nuestro gran logro: dormir al bebé. No hablamos, para que ningún sonido interfiera en los dulces sueños de nuestro hijo. ¿Sexo? Un “mudito” puede salir, pero, con tal de que no se despierte, mejor patearlo para otro momento.

15. PROTEGés tu casa para LA tercera GUERRA MUNDIAL

Sí, el Pentágono es un poroto comparado con tu espacio. Puertas, ventanas, enchufes, cajones, esquinas de los muebles..., todo está bajo control. Eso sí: tu presupuesto en almohadas y almohadones va a subir groso, a tal punto que el bebé va a estar seguro, pero vos podés pegarte flor de golpe esquivándolos.
¿Te pasó algo de esto? ¿Conocés a alguna primeriza que también exagera en todo? También leé: 10 inventos que facilitarían la vida de las mamásyFicciones que narran los lados ocultos de la maternidad

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